jueves, 28 de enero de 2016

¿Te gusta que te admiren?

             Siempre pensé, que para muchos sentirse admirado es salirse de lo común, es como sentirse “algo” en la vida, y hoy podemos comprobar que realmente es así. Todo depende de la forma que mostremos nuestro “escaparate” Hagas lo que hagas o hables lo que hables,  siempre pretendemos que se fijen en ti. Desgraciadamente vivir sin ese “escaparate, o tenerlo abandonado, pasarás a engrosar la terrible lista de los que no tienen nada que decir.
            Aunque si lo analizamos con sinceridad, no todo depende de la admiración de los demás, ni siquiera de la erudición que tengas ante los demás. Deberíamos sentirlo como una autoestima con la cual se consigue una seguridad interior, la misma que nos debe hacer brotar para todo lo que realicemos. Esa admiración que a veces deseamos sólo es un sentimiento provocado por la aparición de algo nuevo e inesperado ante los demás. Dicen los expertos que para reconocer que nos admiren, primero debemos reaccionar ante un nuevo estímulo y reconocerlo como algo nuevo en nuestro interior, y por supuesto, que siempre podamos guardarlo en algún lugar de nuestro ser.
           Vivir siendo admirado por los demás, es vivir conscientemente y respetar la realidad sin negarla, aceptándola con humildad. Es como estar presente ante todo lo que hacemos, e intentar comprender todo lo que concierne a nosotros mismos. Siempre nos admirarán si somos responsables de nuestra propia vida, y al mismo tiempo reconociendo que somos los autores de nuestras decisiones, comprendiendo que nadie vendrá a servirnos ni a arreglarnos la vida.
            Hoy nos admiran, pero no te quepa duda de que mañana podrás sentirte desvalorizado o despreciado. Tenemos por costumbre admirar lo extraño y lo diferente. Es la primera fase ante la admiración de una persona, exageramos sus virtudes y obviamos sus defectos. Todo, forma parte de un mecanismo que nos permite dar continuidad a nuestra especie. En realidad sentirse admirado por los demás, es respetar nuestros deseos, y sentirse el “ombligo del mundo” tratando con respeto esa admiración que los demás depositan en nosotros.
             La admiración siempre viene a través del reconocimiento que tiene que ver con nuestro comportamiento. Actuamos para ser reconocido en el ámbito que sea. Para vivir de forma que seamos admirados es necesario hacerlo con integridad tener principios de conducta a los que nos mantengamos fieles en nuestras acciones, es decir: ser congruentes entre lo que sabemos, lo que profesamos y lo que hacemos.
             Si procedemos así, para que esto se consiga, siempre dependeremos de otros, y sin remedio, viviremos en suma fragilidad. Es como decir que establecemos un intercambio vacío y frágil, estando siempre pendiente ante los ojos de los demás. Toda esta situación es tan frágil como un castillo de naipes, porque si uno no encuentra la admiración y el reconocimiento de la otra persona, todo se viene abajo, llegando a veces a nuestra propia destrucción.
             Vivir con el continuo trabajo de ser siempre admirado, queriendo en todo momento ser apreciado, es una gran desgracia, puesto que es vivir con una inquietud y una constante ocupación, para que los “vientos” nunca destruyan tu “escaparate” y todos perciban continuamente la forma que tu deseas, para que te admiren.
 
Meditación: La admiración debe ser vista desde el interior de uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario