La primera impresión es la que en un
segundo decidimos si confiamos en un desconocido, Por eso, ésta desempeña un
papel crucial en nuestras relaciones personales. A esto, nos preguntamos: ¿Nos
podemos fiar de ellas? Casi tardamos unas décimas de segundo en decidir si una
persona nos parece confiable o no, así como el grado de confiabilidad que nos
merece. ¿En qué nos basamos para formarnos una opinión de alguien en menos de
un segundo?
Existen
infinidad de conceptos por los cuales decidimos: advertimos si la persona mira
directamente a los ojos, si sonríe, si tiene una mirada bonita, etc. Por
ejemplo nos fijamos en el área que rodea la boca, para decidir si una persona
es extrovertida.
En
todo esto radica el principal riesgo de las primeras impresiones, ya que todas
proceden de un mecanismo inconsciente que se remueve en nuestro interior. A
veces una persona con un aspecto presuntamente agresivo no tiene por qué ser
agresivo. Cuando pasan unos minutos, la
razón empieza a hacer acto de presencia. Por el contrario cuantas veces
conocemos a una persona y, rápidamente sentimos rechazo. Este es el hecho que
despierta en nosotros recuerdos que tienen que ver con otras personas que nos
hicieron daño, aunque eso no quiera decir que dicha persona vaya a hacernos
daño. Eso se denomina como un mecanismo que se conoce como “atención
selectiva”.
Si
sentimos confianza por alguien desde el primer momento, nuestra relación estará
teñida de ese sentimiento. A no ser que nos juegue una mala pasada. En estos
casos deberíamos utilizar el filtro de la razón y, además mejorar el proceso
que nos lleva a formar un juicio de la primera impresión.
Aquí
nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para no dejarnos arrastrar por primeras
impresiones erróneas? Indudablemente, debemos usar siempre nuestra conciencia
para observarnos cuando enjuiciamos a otra persona. Y siempre es muy
interesante estar atento a los desconocidos que despiertan en nosotros
sentimientos muy intensos de rechazo o atracción. Sobre todo cuando un mismo
tipo de persona nos conduce siempre a la misma primera impresión.
Precisamente,
esos patrones que se repiten a lo largo de nuestra vida, nos hablan mucho de
nuestro mundo interior, Sólo de esa manera evitaremos convertirnos en esclavos
de nuestras primeras impresiones.
La primera impresión es la que en un
segundo decidimos si confiamos en un desconocido, Por eso, ésta desempeña un
papel crucial en nuestras relaciones personales. A esto, nos preguntamos: ¿Nos
podemos fiar de ellas? Casi tardamos unas décimas de segundo en decidir si una
persona nos parece confiable o no, así como el grado de confiabilidad que nos
merece. ¿En qué nos basamos para formarnos una opinión de alguien en menos de
un segundo?
Existen
infinidad de conceptos por los cuales decidimos: advertimos si la persona mira
directamente a los ojos, si sonríe, si tiene una mirada bonita, etc. Por
ejemplo nos fijamos en el área que rodea la boca, para decidir si una persona
es extrovertida.
En
todo esto radica el principal riesgo de las primeras impresiones, ya que todas
proceden de un mecanismo inconsciente que se remueve en nuestro interior. A
veces una persona con un aspecto presuntamente agresivo no tiene por qué ser
agresivo. Cuando pasan unos minutos, la
razón empieza a hacer acto de presencia. Por el contrario cuantas veces
conocemos a una persona y, rápidamente sentimos rechazo. Este es el hecho que
despierta en nosotros recuerdos que tienen que ver con otras personas que nos
hicieron daño, aunque eso no quiera decir que dicha persona vaya a hacernos
daño. Eso se denomina como un mecanismo que se conoce como “atención
selectiva”.
Si
sentimos confianza por alguien desde el primer momento, nuestra relación estará
teñida de ese sentimiento. A no ser que nos juegue una mala pasada. En estos
casos deberíamos utilizar el filtro de la razón y, además mejorar el proceso
que nos lleva a formar un juicio de la primera impresión.
Aquí
nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para no dejarnos arrastrar por primeras
impresiones erróneas? Indudablemente, debemos usar siempre nuestra conciencia
para observarnos cuando enjuiciamos a otra persona. Y siempre es muy
interesante estar atento a los desconocidos que despiertan en nosotros
sentimientos muy intensos de rechazo o atracción. Sobre todo cuando un mismo
tipo de persona nos conduce siempre a la misma primera impresión.
Precisamente,
esos patrones que se repiten a lo largo de nuestra vida, nos hablan mucho de
nuestro mundo interior, Sólo de esa manera evitaremos convertirnos en esclavos
de nuestras primeras impresiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario