Cuantas veces saludamos a alguien o le
felicitamos y a continuación le añadimos eso de “cuídate”. ¿Es que quizás
dudamos de que no sapan cuidarse por sí solos? No, sencillamente es que además
de añadirle ese deseo de felicitación, por el mucho afecto que le profesamos,
también le deseamos que se encuentre bien de salud y que no se descuiden en sus
hábitos personales. ¡Toda una muestra de aprecio y admiración hacia esa
persona!
Los
deseos de cuidados personales hacia una persona determinada son vitales para
desearle que tenga una vida plena y feliz. Significa que valore su existencia y
mida sus necesidades a fin de hallar un equilibrio en su propia vida. Es como un
simple formulismo, pero si lo miramos bien, es un deseo añadido con el cual
sólo deseamos que esa persona siempre esté bien de salud y que se preocupe de mantenerse
en un estado moderado, al fin de que consiga disfrutar de su vida, junto con la
felicidad que le deseamos. Existe una idea la cual no debemos confundir la cual
creemos que cuidarse solo va más allá de cualquier trivialidad que imaginamos;
es el caso de quien cuida su pelo periódicamente, su peso, o de causar buena
impresión, etc.
En
cuestión, no es más que todo lo que engloba a una vida en general, refiriéndose a esos “cuidados” correspondiente
a un estado feliz. Dentro de ese vocablo
tan sencillo “cuídate” encierra mucho más de lo que etimológicamente
representa. Es como si uno no estuviera para cuidarle o advertirte de que te
preocupe, puesto que yo no estaré “allí” para protegerte. Por otro lado tenemos
el cuidado general del cuerpo, tomando la delantera a la propia salud, puesto
que la salud nos empeñamos en definirla, a pesar de que intuitivamente todos
sabemos en qué consiste, (es el supuesto del buen vivir).
Todo
es un protocolo muy simple que conlleva desearle la práctica de una regla de
oro. Sencillamente desear lo que anhelamos que posea. No se trata de egoísmo,
sino un principio básico que le recordará que siempre existe alguien que
desearía que te encuentres bien.
No
deberíamos olvidar que uno de nuestros requisitos como animal racional es
cuidarnos, haciendo uso de la razón, puesto que sus usos pueden ser múltiples.
Una mente sana es el complemento de una buena vida. Todo lo cual implica ponerla
en funcionamiento. Aunque por costumbre, si cabe, todo consiste en cuidar un
poco de nuestro cuerpo, puesto que al final, todo repercute en nuestra mente.
Pensemos
que el cuidado de uno mismo no es completo sin el cuidado de los demás, ya que
al mismo tiempo debemos de cuidar de nuestra autonomía. Somos nosotros los que
damos ley a nosotros mismos.
En
lo que se refiere a la relación de unos con otros, podríamos destacar dos
aspectos. El de la amistad y el de la atención. La amistad, el mayor de los
bienes, el cual se sitúa entre la moralidad que a todos engloba y la
singularidad del afecto en cuanto que se concentra únicamente en una persona. Y
el de la atención es como un protocolo de afecto, como decía anteriormente, con
el simple deseo de que no descuide sus atenciones. Nunca está demás que alguien
nos recuerde que debemos cuidarnos, eso nos demuestra, sin ninguna apelación,
el profundo afecto que esa persona nos profesa, sin necesidad que nos
corresponda.
Meditación:
La verdadera amistad es como la buena salud; casi nunca conocemos su valor
hasta que la perdemos.
Siempre es una gran satisfacción para mí el tener un pequeño comentario tuyo. Y como dices que te gusta que te lo digan; pues de todo corazón te deseo que te cuides y seas muy feliz. Saludos cordiales. El Sevillano.
ResponderEliminarDesde lo más profundo del corazón: Cuídate mucho sevillano. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tú atención. Un cordial saludo.- El sevillano.
ResponderEliminarYa lo he pillado, sevillano. Un abrazo.
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