Se dice; quien se sorprende no es
indiferente: quien no conoce la sorpresa está cerrado al mundo, a la humanidad,
a la existencia. Eso hace que sea imposible cualquier conexión con ellos. Han
pasados muchos días y muchos años desde mi nacimiento, cada día me levanto con
el convencimiento de que la vida es bonita, sin importarme muchas de las cosas
que puedan suceder a mí alrededor, pero desgraciadamente, aún hay cosas que me
sorprenden profundamente.
Esta
vida que me ha tocado vivir, me enseñó que todo llega, tanto lo bueno, como lo
malo, pero siempre a costa de un gran sacrificio, y esto es lo que me hace
valorar las pocas cosas que tengo, Y aún, sabiendo que siempre mi vida ha sido
así, todavía hay veces que ésta me sorprende.
Una
puesta de sol, el brote de una pequeña plata, la risa de un niño, la
reconciliación de una amiga, etc., numerosas son las fuentes de sorpresa que se
nos cruzan en el camino de la vida. Todas pueden constituir un precioso motivo
para dar un nuevo sentido a mi vida y dejar de sorprenderme.
Hay
momentos en la vida en que nos ponemos a pensar que Dios se ha olvidado de
nosotros, puesto que empiezan a salirnos las cosas mal y a sucedernos eventos
negativos que hasta llegan a confundirnos y sorprendernos.
Pero
no debemos desanimarnos, ni echarle las culpas a nadie. Todo lo contrario,
puede ser una gran oportunidad para avanzar y quizás mejorar nuestras vidas. No
debemos perder la fe, ya que esa situación haga que aparezcan nuevas
perspectivas ante nosotros, alcanzando el éxito que anteriormente se mostraba
oculto. Generalmente decimos; “la vida siempre nos sorprende”. Pero lo que nos
sorprende son situaciones concretas y relevantes que no esperábamos, o que se
manifiestan de otra manera.
Actitudes
de personas de las cuales nunca esperábamos raros comportamientos
desencadenando situaciones de verdaderas tensión y rechazo. Por eso es tan
importante ir a nuestro interior y ver qué ha producido determinada respuesta,
puesto que siempre hay algo en nosotros para vernos abocado a una sorpresa.
Y
me pregunto; ¿existirá una realidad verdadera?, puesto que si no fuera así,
cómo llamaríamos a las creencias en que vive la humanidad en este aletargado
sueño.
A
veces necesito escribir cosas sencillas y simples sin complicaciones, ni
extensos tratamiento, sólo para
comprenderme a mí mismo y conseguir no sorprenderme de nada. Camino en silencio, observando cómo el mundo
se mueve dentro de una gran cinta de cinematografía. ¡Todo es ficticio! La
publicidad, la televisión que emboba creando artificiales anhelos a los más
débiles. Sólo con observar me doy cuenta que aún ¡Cuántas cosas me sorprenden!
Meditación:
Al despertar tenemos dos opciones; volver a dormir y seguir soñando o despertar
y alcanzar esos sueños.
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