Cuando perdemos a un ser querido decimos:
“¡Ah, esto es por ahora, pero con el tiempo dejará de doler”. Pero no nos damos
cuenta de que la vida es muy sabia y al mismo tiempo muy cruel, y ella nos hará
recordar que a penas somos un minúsculo grano de arena en este mundo. De esta
manera pasan los días y recordamos más aquellos momentos vividos, en que un día
éramos felices juntos, y ahora ya nunca será posible. Ciertamente es un camino
doloroso.
Así
día a día, seguimos preguntándonos; ¡por qué! Pero pronto la respuesta me hace
entender; “no seas necio”. ¡Es que debe ser así! Y así se ha cumplido. Cada día
sigo preguntándome: “si hubiera tardado algún tiempo más, cuantas cosas hubiéramos vividos juntos”.
Olvidar
no es fácil y el camino que me queda a seguir
es bastante doloroso. Es como estar pagando una penitencia, que nunca tiene
fin. No debo pensar que con los días las penas se van, no es así, es como un
proceso que continuamente hay que aceptar y vivir irremediablemente
Hay
días que afluye la rabia, la pena, la resignación, pero al final ¡más pena aún!
A través de la razón, el instinto y la reflexión, puede llegar al equilibrio
existencial, el cual todo humano posee, y solo éste me hace vivir en paz y en
armonía. A veces necesito recordar, pero no con la memoria cerebral sino con el ser que llevo dentro; es el que me hace regresar a la calma y a la serenidad. Ir superando ese triste suceso es un proceso de ajuste emocional que solo el tiempo es el mejor aliado para sentirme mejor y cuando esto sucede, me propongo aceptar la nueva vida.
El
tiempo suele marcar un proceso natural por el que debo transitar, se trata de
ir viviendo un día solamente, sin pensar en el siguiente y así sucesivamente.
Solo me queda tu sonrisa de paz dormida en mi recuerdo, y el corazón me dice
que por mucho esfuerzo que haga, jamás podré olvidarte, sabiendo que te he
perdido para siempre.
Mi
pregunta es: ¿Qué debo hacer? Sí, no hay más solución que seguir el camino
elegido y caminar con la esperanza de que todo irá relativamente bien. Ahora
noto que los días son diferentes y mi aliento aunque parezca igual, se
desvanece con el paso del tiempo.
Entre
la razón y el sentido, parece que todo debe encontrar un lugar para el traslado
de los sentimientos internos, aunque el corazón, cuántas veces se apresura y es
entonces cuando el dolor y la nostalgia invaden mi ser.
Es
imposible no sentir tu ausencia durante fechas importantes, como las pasadas
recientemente. No es posible no recordarte en los lugares que juntos hemos
vividos, sobre todo en estas últimas fiestas, o a través de momentos
inolvidables juntos a los familiares y los niños.
En
el silencio de la noche, cuando todo se cubre, es cuando mejor veo tu imagen,
recordando una larga historia de amor. Es como una crónica que puso fin a tú
vida, pero que se mantiene viva en mi pensamiento.
Meditación:
Sólo lo que se pierde es adquirido para siempre.
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