Nos solemos enamorar cuando conocemos a
alguien por quien nos sentimos atraídos y dejamos caer a él o a ella esas
barreras que nos separan de los demás. Cuando compartimos con esa persona
nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos, tenemos la sensación de que,
por fin hicimos una relación con alguien.
No
es tarea fácil de explicar, pero el enamoramiento no tiene nada que ver con el
amor. El amor se siente, sin embargo el enamoramiento se padece; dicho de otro
modo, el amor es un sentimiento y el enamoramiento, una emoción; en realidad
dos cosas bien distintas. El sentimiento es profundo y se construye, mientras
que las emociones son intensas y nos arrolla.
Los
enamorados sufren una obsesión por otra persona, sin haber hecho nada para que
suceda y sin poder hacer nada para que desaparezca. Ese estado feliz pero
enfermizo, se adueña de uno como la fiebre, y no hay medicina para paliar la
mezcla de felicidad y sufrimiento que, inevitablemente, va a darse.
Una
persona no puede querer a otra en sólo cinco días, una semana, y sin embargo,
si cabe enamorarse fugazmente. Tampoco se ama de repente y, sin embargo, sí es
posible levantarse una mañana y darse cuenta de que se está terriblemente
enamorado. No quiere decir que enamorarse no es bueno, al contrario es
maravilloso. Sin embargo, es sólo el principio. Muchas personas son adictas a
estar enamoradas.
Terminan
sus relaciones cuando la magia de haber conocido alguien nuevo desaparece;
cuando empiezan a ver en la otra persona y a darse cuenta que no es tan
perfecta como pensaba.
En
todos estos conceptos, debemos apreciar una diferencia más: las atribuciones
falsas. Atribuimos al enamoramiento cualidades que seguramente no posee. ¿Acaso
es tan generoso? ¿Tan bondadoso? ¿Hay realmente amor en el enamoramiento?
Probablemente, menos de lo que creen sus protagonistas. Aunque un enamorado
pueda quitarse la vida por el otro, la realidad es que no existe tanta
abnegación y entrega, sino obcecación, posesión envenenada y tiranía emocional.
Es
más, en casos no tan raros, uno puede enamorarse de quien odia, o viceversa,
llegar a odiar a alguien y seguir enamorado. Eso por supuesto, no sucede en el
amor.
Muchas
veces conocemos de personas que dicen que se enamoraron de alguien y que no
pudieron evitarlo. ¿Qué se supone, que es una cuestión de suerte? ¿Qué se
supone, que amamos por arte de magia? ¿Qué se supone, que alguien más tiene
poder sobre nosotros? ¡De ninguna
manera!
Podrás
sentir una gran admiración por alguien, podrás desear tener una relación con
alguien, podrás estar muy agradecido por lo que alguien ha hecho por ti,
pero…no le amas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario