Comprendo que
decirlo es muy fácil, pero desgraciadamente nos las vamos a encontrar en
cualquier parte de nuestro quehacer diario; en nuestro trabajo, con nuestros
familiares, con nuestros amigos, etc. Siempre las vamos a tener presente. Todos
vamos a atravesar momentos difíciles a lo largo de nuestra existencia. Sin
embargo, aunque nos parezca a veces imposible, cuando nos encontramos
sumergidos en ellas, sólo nos queda una cuestión, tratar de superarlas para
poder seguir avanzando.
Pensamos que la
vida se compone sólo de camino y destino, y es ahí donde nos encontraremos con
la felicidad y la adversidad. La felicidad, bien venida sea, pero la adversidad,
no tenemos más remedio que superarlas. ¿Cómo? Solo existe una manera
haciéndoles frente y sobrellevarlas son paciencia y serenidad. Existen muchas
personas que padecen de insatisfacción constante; es decir: nada les parece
bien, están en una situación admirable y sólo ven problemas y situaciones
adversas. Ante la armonía y el equilibrio solo se fijan en lo que no está de
acuerdo con ellos mismos, siendo capaces de ver siempre lo negativo en un
conjunto de cosas maravillosas. Y en verdad eso es un verdadero lastre que
nunca te dejará avanzar.
Son las
dificultades que nos encontramos en uno u otros momentos de nuestras vidas;
como la pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, la pérdida de una antigua
amistad, etc. Todas pueden ahogarnos en un mar de malestar del que nos será
difícil de escapar si no ponemos en marcha unas estrategias adecuadas. Nadie se
encuentra a salvo de los vaivenes que puede tener nuestra existencia en
cualquier momento determinado.
Son esos momentos
de adversidad cuando solemos atravesar emociones muy poderosas, como la
tristeza, la impotencia, la frustración, etc. Produciendo en nuestro interior
un intenso desequilibrio emocional. Cuando estas personas se enfrentan a las
adversidades, se quejan y se amargan. Hacen preguntas cómo; ¿Por qué me tiene
que pasar esto a mí? ¿Qué he hecho para merecer esto? Estas preguntas hacen que
dominen nuestros pensamientos, absorbiendo nuestras energías y privándonos de
esa serenidad que todos debemos tener en determinados momentos.
A todos nos va a
tocar tropezar y no solo con una, sino con muchas piedras en nuestro “camino”,
pero cuidado con cogerle adicción, puesto que estaríamos cometiendo un
gravísimo error, que nos pueden traer terribles consecuencias y peor cuando se van
introduciendo en nuestros sentimientos, puesto que el dolor nos hará lastimar.
Todos tendremos
metas, deseos, sueños de todo tipo que deseamos cumplir, pero seguro que no
aparecerán de forma fácil, tendremos que luchar, y encontraremos adversidades,
tropezando una y otra vez para conseguir vencerlas, consiguiendo de sea manera
alcanzar esos “sueños”. Piensas siempre que algo tendrás que entregar a cambio,
puesto que la vida se lo cobra todo, y nada nos lo da con facilidad.
En este sentido,
es importante unir fuerzas con quien también lo está pasando mal, no para
sufrir juntos, sino para no sentirnos solos y abrigar la esperanza en que
juntos seamos capaces de ser más fuertes.
Meditación:
Olvida lo que te hirió, pero nunca olvides lo que te enseñó.
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