jueves, 21 de febrero de 2019

Los abrazos.


         Todo lo que hacemos por los demás, o los demás hacen por nosotros, tiene un efecto directo en nuestro subconsciente. Ciertamente, hay relaciones de contactos diarios que, por la poca condición de sus actos, son superficiales y no aportan nada. En cambio, existen relaciones que por circunstancias de la vida no viven un día a día intenso, sino   pasan periodos de distanciamiento manifiesto, y, sin embargo, tienen una gran profundidad y un gran valor que se expresa en los momentos más necesarios. Estos son los abrazos, cuyo acto, está relacionado con unos fundamentos sólidos que no se destruyen fácilmente.
            El abrazo es la primera forma de medicina y protección que se inventó en el mundo. Un bebé de cualquier raza, siempre se aliviará con un emotivo abrazo de su mamá de todos sus miedos, llantos, frío, nerviosismo, etc. Igualmente, todo adulto se sentirá reconfortado, acompañado, unido y aliviado, con un sincero abrazo.
            Un abrazo debe ser siempre una expresión amorosa y respetuosa hacia los demás, en la que nuestro interés está en expresarlo de forma leal. Podemos darlo o podemos recibirlo, o quizás las dos cosas al mismo tiempo.
            Cuantas veces ante un estado de tristeza, desconsuelo, pérdida o dolor emocional, llenos de abatimiento, recibimos un abrazo con profundo sentimiento; eso nos hace más reconfortantes. Fundirse en un abrazo con alguien que queremos mucho en un mal momento, se convierte en la medicina perfecta. Mientras estamos enlazados parece como si los problemas no existieran, o que son menores. Pensemos que los resultados pueden ser espectaculares.
El abrazo es una poderosa “fuerza”, que si se guía adecuadamente tiene un importante poder rehabilitador. Nunca será malo utilizarlo bajo ninguna circunstancia. Esta singular estrategia se logra si somos capaces de integrar en el acto del abrazo todo el amor que poseemos y toda la calidad de afecto posible. En estos casos debemos estar dispuestos a dejarnos contener por el otro, al recibir lo que nuestro ser nos proporciona, con suma confianza, seguridad, fortaleza, protección, etc. Siempre podemos encontrar en él, un acto que nos beneficia de diversas maneras, tanto a nivel físico como psicológico. El abrazo es un gesto muy común en el que a menudo no solemos reparar. Todos sentimos los efectos reconfortantes inmediatos que tienen los abrazos, pero no solemos ser conscientes de los frutos positivos que podemos obtener y transmitir con el simple gesto de abrazar a los demás.
            A través de un sincero abrazo debemos saber transmitir, todas nuestras energías positivas a un corazón triste, pudiendo visualizar en esa persona, que posiblemente le hicimos daño, hacer alejar los traumas, miedos, dudas, tropiezos, etc., junto con la más poderosa carga de energía y de amor que poseemos. Pensemos siempre que a través de un sincero abrazo podemos conseguir una inyección de energía, transmitiendo una inmensa felicidad.

Meditación: Los abrazos expresan lo que llevamos dentro, sin necesidad de hablar.

2 comentarios:

  1. ...que un abrazo te calienta el alma y te reinicia...Un abrazo, (o mil)!

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  2. Si Alicia, no uno sino mil, como dices: siempre que los de con respeto, transmitiendo todo el afecto y cariño que puedas dar. Por tanto, no temas darlos, ni recibirlos, te aseguro que siempre te harás feliz y harás feliz a alguien. Un afectuoso saludo.

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