A decir verdad.
¡No lo sé! No soy médico y no podría llevar cuenta de lo que me rodea. Pero si
es fácil notar que cada vez estamos más tensos, más crispados, más molestos por
todo lo que nos sucede a nuestro alrededor. Si no tenemos, estamos preocupados,
si tenemos, temor a perderlo por cualquier circunstancia que de momento se
presente. Si es por la familia. Que pocas son aquellas que mantienen un vínculo
de unión afectiva en todo su conjunto. ¿Y los amigos? De esos más vale no
hablar, Hoy te adulan y te admiran y mañana te rechazan e incluso te
desprecian. Entonces; ¿qué nos pasa? Tendría que ser un gran psiquiatra, pero
desgraciadamente mis conocimientos no llegan a tanto.
Lo cierto es que
intentamos “pasar de todo, pero cada día que pasa, estamos más “apuntados” a
sufrir esa continua depresión, por muchos propósitos que hagamos para evitarla.
Continuamente acuden a nuestra mente tristezas por lo que vemos, falta de
energía para realizar nuestro trabajo, dificultad para tener al menos un
momento de concentración. Ante un estado de depresión, no es que nos vayamos a
morir, pero sí es realmente triste convivir, ante esa alteración anímica
permanente.
El depresivo
mantiene una “queja” continua con uno mismo, creyendo que su problema es único
y el más grande que nadie pueda tener. Todos terminan diciendo: “es que tú no
me comprende” Y aunque se necesite una gran fuerza de voluntad para hacerle
frente, reconozco que a veces la situación es realmente preocupante.
Cuando nos preguntamos;
¿Por qué nos encontramos así? ¿Por qué, en esta situación? Es entonces cuando
deberíamos reflexionar sobre cómo hemos de utilizar nuestros dones y cualidades
para analizar de forma positiva los recursos que hemos de emplear para salir
airoso de nuestra situación. Todos acarreamos sobre nuestras espaldas un cargamento
de preocupaciones negativas. Muchas son de tipo emocionales, como la frustración, el sentimiento de culpa, la
ira, el rencor, el desprecio, el olvido, etc.
Y
así me dirán: ¡No seas negativo! ¡Verdad! La vida es hermosa y merece la pena
vivirla. Cierto. Pero no me negarás que “no nos da respiro” Cuando no es
una cosa, es otra. Y siempre nos presiona ante alguna incertidumbre. Acepto que
me digas: “la vida es así” todos tenemos momentos en lo que sólo vemos lo
negativo. Pero cuanta sinceridad hay cuando nos reunimos en intimidad y casi
todos nos dicen “es que ya no puedo más”, bueno, y otro te contesta: “anda,
pues si yo te contara”. Entonces: ¿Qué nos pasa? Sólo pienso que la depresión
nos hace enfocar nuestros pensamientos de forma negativo. Posiblemente tengamos
muchos momentos de tristeza, pero pensemos siempre en esas pequeñas cosas que
la vida nos da, y hagámoslas presente de forma positiva, haciendo que desaparezcan
esos síntomas depresivos
Deberíamos
asumir que el hecho de estar deprimido, está estrechamente unido a nuestra
forma de ser y sobre todo a nuestra personalidad, estando siempre vinculados a
nuestra manera de vivir y a como vemos las cosas, desde un determinado punto de
vista muy personal.
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