A veces decimos: nuestra mente es como
un jardín. Cuantas más flores plantemos, menos espacio habrá para las malas
hierbas. Cuantos más y mejores pensamientos tengamos, menos espacio habrá para
los malos. El que piensa de forma negativa se enreda en procesos destructores.
Al activar constantemente mensajes negativos activa negativamente el mundo que
le rodea. Sin embargo el pensador de aspecto positivo, emite repetidamente
ideas positivas e imágenes llenas de
vida y esperanza.
Cuantos
de los problemas que diariamente nos acucian, radican en nuestra mente o más
bien en una errónea identificación con ellos. Todo eso hace que nuestros
pensamientos se vuelvan compulsivos y sólo el hecho de pensarlos se convierten
en una enfermedad. Así que, cuanto más identifiquemos nuestra mente más
sufrimos. Y no olvidemos que lo que no se aprende con conciencia se aprende con
sufrimiento.
A
la relación directa de nuestra mente con nuestro cuerpo, es finalmente lo que pensamos y en aquello en que, de una
manera o de otra terminamos realizando. Es decir nuestra mente y a través del
mundo en que nos rodeamos es la que activa nuestros actos.
Por
eso, así para muchos, el mundo está totalmente deteriorado, para otros es un
edén de oportunidades y bienestar. Sea como sea, lo importante es, detectar
cual es nuestra mentalidad y saber realizar los ajustes necesarios en caso de que ésta se encuentre orientada
hacia la escasez o hacia la abundancia. Siempre hay una respuesta correcta, y
el pensamiento positivo es el que puede dar con ella.
Muchos
pensarán que una relación de pareja, solamente se crea y se mantiene con besos,
abrazos, relaciones sexuales etc. Nada más incierto. Suponen que dejando de
lado temas más complejos como la confianza, la honestidad, el compañerismo y
demás, se logra llegar a un final feliz en la relación. Todo eso se logra
teniendo una clara y abierta disposición
de nuestra mente.
Una mente insegura puede llegar a
enloquecer a su pareja y a enrarecer el clima de la relación, llevándola a una
situación insostenible que hará necesario incluso consultar a profesionales,
para poder que el camino vuelva de nuevo a replantearse.
Hay que tener en cuenta que no es bueno obsesionarse con pasar de
mentalidad perdedora a ganadora. La idea de cambiar nunca debería ser una
obsesión, y además, está por ver, qué se
considera una mentalidad perdedora, porque hay gente que vive feliz sin
tener grandes aspiraciones y conformándose con poco. En cualquier caso, nunca,
y repito, nunca, se debe menospreciar a cualquier persona, que elija el camino
que elija. Al fin y al cabo, el objetivo en la vida de cualquier ser humano
debería ser alcanzar la máxima felicidad posible, con lo que tenga o haya
logrado.
Es bueno despejar nuestra mente de
todas aquellas emociones que nos confundan; como: ira, rencor, resentimiento,
etc. Deberíamos terminar lo más pronto
posible y con la mayor claridad con todo aquello que obstruya nuestra mente,
buscando una solución estable. No hay nada peor que ser el “dueño” de un
problema que no es de uno o para el cual no tenemos posibilidad de contribuir a
su desaparición.
Meditación: El desprecio es un lastre, la vida es
demasiado corta para estar siempre molesto con alguien”.
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