A esto podríamos llamarle el “amor auténtico”, que debería ser el estado natural del ser humano. En verdad es como una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo que nos rodea y no con el sujeto amoroso. En otras palabras: si realmente queremos a una persona, queremos a todas la personas, amando al mundo y a la vida.
Una de las consecuencias del amor auténtico, es que despierta nuestra afectividad hacia tu pareja, hacia tus amigos, hacia el mundo, etc. En definitiva…queremos que nos quieran. El amor auténtico no hace análisis sobre lo bueno o lo malo del otro. Es un estado natural, contemplativo, propio de tu naturaleza interna.
Todo surge de lo más profundo del ser humano. Al principio, en lo que se refiere al amor de pareja, estando muy centrado en el “ego” personal, pero luego puede ir madurando y llevarnos a pensar en lo que daremos al otro. Por eso a veces nos preguntamos: ¿es el enamoramiento, amor auténtico? O es un secuestro del alma, que no nos deja pensar ni razonar bien, ni nos permite ser libres.
Lo que sí es cierto que nos tonifica y nos aporta ilusión, puesto que el enamoramiento no surge de la voluntad, porque, si así fuera muchos enamorados se aburrirían. Para decirlo de una forma clara y sencilla; “la felicidad suprema en la vida es tener la convicción de que nos aman por lo que somos o, mejor dicho, a pesar de lo que somos”
Teóricamente el amor auténtico, surge de la voluntad de la vida, que tiene sus propios propósitos. A veces, es imprudente, puesto que la vida nos somete a crisis, a emergencias espirituales. Y nos obliga a replantearnos nuestros estatus y nuestras relaciones con los demás. También decimos que este amor es ciego, como dice el tópico; al principio no sabemos cómo es la otra persona. Sin embargo, nos atrae. Con el tiempo, le vamos viendo mejor, y es entonces cuando elegimos si dar el paso hacia el amor auténtico. Quizás el enamoramiento es solo el envoltorio del verdadero amor.
Todos necesitamos que nos quieran. Dar y recibir amor es una capacidad de índole superior para el que ser humano está ampliamente dotado, y a la vez constituye para él una necesidad, ya que una existencia sin amor supone un vacío en una parcela importante de nuestra vida.
A lo largo de la vida vamos estableciendo numerosas relaciones interpersonales en las que vamos volcando más o menos afecto en razón de la afinidad que sentimos por ciertas personas
De forma más o menos inconsciente, damos cariño esperando que éste obtenga una cierta resonancia en la persona querida, de tal modo que esta persona también nos de cariño a nosotros, lo que supone un reconocimiento, una reciprocidad y el establecimiento de un vínculo afectivo.
El hecho de querer a los demás, nos hace establecer con ellos unos vínculos. Y si éstos son francos, sanos y sinceros, nos sentimos útiles, necesarios y satisfechos de nosotros mismos, al desarrollar una importante capacidad en nuestra personalidad.
Meditación: El triunfo en el amor no es conseguir pareja, sino tener a alguien que te apoye en los momentos difíciles.
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