Pero… ¿Qué es para mí la Navidad?
A estas fechas tan especiales, le podemos dar tantos significados como diversas formas de prepararnos para celebrarlas. Para uno tal vez la recuerdan cuando reciben sus aguinaldos, para otros quizás sean vacaciones; los peques la relacionan con que no van a la escuela y reciben sus regalos; en cambio para muchos otros, es la excelente oportunidad para ver a los parientes que están lejos, olvidarse de las dietas y compartir con ellos una deliciosa cena. Mi propuesta sería mucho más activa con tan solo recordar un hecho del pasado, siento que sería excelente evocar aquel hecho y tomarlo como base para renacer hoy mismo, para que finalmente ese cambio trascendental del hombre llegue, no porque un Mesías llegue, o porque una institución me lo imponga, sino por el simple hecho de que cada persona así lo necesita y lo desea. Invitemos también al recuerdo de los familiares que ya no están, y aquellos amigos que te olvidaron para siempre o aquellos con los cuales compartíamos esas largas horas de conversación, terminando con un sincero “adiós, que seas feliz”
Busco en esta festividad el espacio para el reconocimiento de la nostalgia en los medios de comunicación, para que se refleje la realidad de muchas otras familias. No me refiero sólo a las familias que hayan tenido una pérdida reciente, sino también a los que actualmente estamos sufriendo una situación tremenda de dolor, debido a esa enfermedad que la vida nos presenta casi siempre por esta fecha. Por eso siento una especie de traición en estas fiestas navideñas, algo en lo que hemos creído, pero por circunstancia se destruyeron, y lo que parecía la encarnación del ideal, se tornó en el sufrimiento de la ausencia o la ruptura. Una vez más, diferenciamos lo que es el mundo de verdad y el de la mentira. El ego es quien domina el mundo de la verdadera realidad, creyendo que nuestra máscara controla las emociones, hasta que éstas deciden irrumpir en la vida. Lo mismo que ocurre con las leyes de la naturaleza, que en segundos es capaz de reconvertir todo lo construido artificialmente por el ser humano, en tristeza y depresión.
Si leemos a Aristóteles, nos dice: “El concepto de la lógica son actos mentales que expresamos mediante el lenguaje” Por eso cuando comenzamos un determinado acto en la vida, que de por sí ya no “encaja” dentro de una lógica preconcebida, podemos vaticinar que su final termina siendo funesto. Si no, probad escribir una carta a esa persona que añoráis en estos días seguro que nos invade la tristeza. Puesto que al cabo de unos días una vez escrita y dirigida a ella, comprobaremos el desconsuelo y la desesperanza del silencio y el desprecio, puesto que algo no fue aprendido en la juventud. Pues bien, quizás debamos pensar que hemos escrito lo que hubiéramos querido decir y que ya no tiene credibilidad. Esto es lo que llamo transformación de la magia del ser humano, conducida a la esperanza del “adiós”.
En fin, todo esto es un pequeño desahogo, que van a ser unas Navidades tristes, y diferentes, y que no solo me acuerdo de mi enorme tragedia cuando escribo, ya que tengo siempre presente a todas aquellas personas que los estáis pasando mal.
Un beso enorme, y gracias por leerme.
Meditación: La Navidad es el calor que vuelve el corazón de las personas, la generosidad de compartirla con otros y la esperanza de seguir adelante.
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