jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Qué nos haría plenamente feliz?

         ¿Sabemos realmente en qué consiste la felicidad? Los psicólogos a veces nos preguntan “es usted bastante feliz, muy feliz, sumamente feliz, etc.”A esta pregunta solemos responder, “no me puedo quejar”. Primeramente deberíamos averiguar, qué es eso de la felicidad, a lo que todo el mundo aspira y que realmente pocos consiguen.
Sería mejor partir de la idea de felicidad, como una situación media, y no como un ideal
            Es necesariamente un balance con aspectos positivos y negativos, ratos buenos y malos, placer y dolor. Si no hubiera dolor, careceríamos del sentido del placer. Por lo mismo si no nos sintiéramos desgraciados a veces, sería imposible la impresión de la felicidad.
            Por esa razón, los que se sienten completamente felices por mucho tiempo y de forma estable, están más cerca de la simpleza de los débiles mentales.
            Lo que a uno le llena, a otro le aburre. Menos mal que es así el mundo. De otra forma, todos querrían lo mismo y a la misma persona.
Ahora ya podíamos decir mejor: ¿Cuál es mi balance de felicidad para el día de hoy?
            Ante ese balance se necesita saber si en cuestión, hemos hecho algo por la felicidad.  Eso es lo más difícil. Así que, con la mano en el corazón, podríamos preguntarnos; ¿He hecho algo por la felicidad de alguien más?
            Generalmente los jóvenes no llegan a ser felices, (quizás audaces); no les ha dado tiempo de rellenar la contabilidad de las “hojas de la vida”,  aunque también hay adultos que no han superado ese estado de balance medio.
            Siempre he dicho, para los que andamos cortos de felicidad, que desgraciadamente somos tantos; debemos tratar ese balance por periodos cortos de tiempo. Piense siempre, que al reducir el tiempo, aumentamos el valor de cada instante.
            También puede verse la felicidad, no como un estado de balance medio en nuestra vida, sino como un deseo para el prójimo, que podemos expresarlo como un reflejo de la buena educación. En definitiva, digamos que no cuesta nada desear felicidad, aunque tampoco valen mucho tales deseos. Pero por lo menos contribuyen a hacer algo más amena la vida.

Meditación: La felicidad consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.

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