martes, 10 de marzo de 2020

Toda vida es una historia.


Nuestra historia no creas que está escrita en un solo día, se necesita tiempo, o más bien diría necesitamos argumentos para desarrollarla, e incluso habrá pasajes que nunca lo entenderemos, llegando a pensar que esa historia no sea tuya. Pero ¡convéncete!, esa historia es tu propia vida, aunque hoy te parezca que todo aquello fuera imposible que existiera. Claro que tendrás gratos recuerdos, y pronto te vendrán a tu memoria, como: ¿cuántos pasajes no quisiera recordar? ¡Por qué! ¿Te dejaron heridas? ¿Té hicieron daño? o es que quizás no desearía que jamás se volvieran a repetir.
            Toda vida tiene su propia historia, y esa historia está llena de razones: razones que a veces no comprendemos como se pudieron llevar a cabo, pero desgraciadamente así sucedieron y nosotros no somos quienes para poderla cambiar. Por tanto, queramos o no, siempre tenemos que portar esas razones que nos harán reconstruir esa historia, que al fin y al cabo no es más que nuestra propia vida. Como seres humanos que somos debemos llevarla con nuestra existencia, pero no nos desgarremos el corazón pensando en aquellas desdichas. Piensas que aquello que sufriste hoy te hará fuerte y sin a pena darte cuenta, será lo justo y suficiente para superar esas adversidades que hagan que puedas salir adelante.
            Entonces no te preocupes en encontrarle poderosas razones para darle sentido a tu vida, ella sola te las irá poniendo y será entonces cuando a través del tiempo comprenderás, que así tuvo que ser, y así la tendrás que ir desarrollando. Existen personas emotivas que son fáciles de sentirse conmovidas por su pasado, y “arrastran” su dolor sólo recordando los malos momentos que la vida les hizo pasar. Ante esto, no debemos culpabilizarnos de forma injustificada y obrando siempre de forma que veamos que nos dicta nuestra conciencia. Es necesario darnos tiempo para analizar aquellas razones para no atormentarnos y ocuparnos de nosotros mismos. Piensas que la vida está llena de razones, las cuales no vemos o quizás no queremos ver, pero siempre son poderosas, las cuales hacen que nos testifiquen su auténtica verdad.
            Siempre se ha dicho que toda una vida está cargada de creencias y de razonamientos inteligentes. Sólo debemos razonarlos. Por eso cuando se trata de tomar decisiones importantes lo tradicional es razonar ampliamente en lo que debemos hacer, antes de tomar una determinación arbitraria, que haga que podamos arrepentirnos.
Por eso debemos poner esos sentimientos en perspectiva y entender la razón por la cual estamos dolidos. Cuando nos sentimos tristes, llegamos a pensar que la vida es cruel o injusta, así que es fácil entender por qué, en esos momentos, la felicidad nos parece la mejor meta de la vida o el estado “natural” por alcanzarla. Sin embargo, pasaríamos por alto una importante verdad sobre nuestras experiencias. Los momentos de dicha y alegría más profunda de bienestar que a veces nos envuelven, sólo tienen sentido porque representan un contraste con nuestras decepciones, sufrimientos y tristezas, e incluso con esos momentos en que nos sentimos atrapados por esos arañazos que la vida en aquel momento nos puso por delante.
Recordemos siempre que nuestra vida es tu historia personal cargada siempre de razones subjetivas, que nunca podremos eludirlas.

Meditación: En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada.

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