lunes, 16 de marzo de 2020

Cada fracaso te enseña.


Antes cualquier situación en nuestra vida, no pensemos nunca que hemos fracasado, pensemos siempre que existen motivos más que suficientes para reconsiderar que todo lo que hicimos fue realizado, con la más absoluta sinceridad y sobre todo contando con los únicos elementos que en esos momentos podríamos contar. Todas estas teorías constituyen un sencillo paradigma, el cual nos hace ver nuestro sistema de auténticos sentimientos, que suelen limitar nuestra mente. Casi siempre, todo fracaso lo interpretamos como objetivos no logrados, por desgracia, todos se presentan   junto a unas vivencias amargas, desagradables y frustrantes, qué con el tiempo, y por derecho propio debemos afrontar.
Decía hace tiempo que, cada uno de nosotros tienen distintos estilos de pensar y es posible que al mismo tiempo reaccionemos de forma diferente ante cualquier adversidad. Sí lo que para alguno es interpretado como un auténtico fracaso, para otros puede casi no implicar ningún problema de gravedad. Es dado con frecuencia, qué al cometer cualquier tipo de error, podamos sentirnos fracasado, pero pensemos siempre que es la única forma de que la vida te enseñe. Nuestra capacidad de cometer errores va siempre unida a la capacidad de los éxitos que podamos obtener.  Cuando después de largo tiempo de reflexionar, pensamos que cada uno tiene su forma muy particular de sentir, simplemente por cuestión de libertad personal, debemos sentirnos seguros.                                
No nos sintamos destrozados ni abatidos para siempre por el hecho de que alguien no sepa interpretar nuestros sentimientos, y pensemos que todo ser humano tiene derecho a tener los suyos propios. Siempre el riesgo está unido al fracaso, pero cuando la decisión está tomada, razona de forma positiva, aunque para conseguirlo no hay que temerle, sino afrontarlo. Las equivocaciones o los errores, como queramos llamarles, forman parte de la vida, pero si dejamos que éstos, los interpreten otros, puede que nos volvamos indecisos, inseguros o con miedo, ya que así estamos perdiendo el poder de aprender unas de las más valiosas lecciones que te puedes llegar a imaginar, puesto que provienen de todos nuestros actos y de todos nuestros fracasos que cometemos a lo largo de nuestra vida.
Ante cualquier situación que podamos realizar, y sobre todo si llegamos a realizarla con auténtico sentido de convencimiento, seguro que saldremos fortalecidos. Este convencimiento adquirido, no nos habilita a intentar hacer razonar a nadie, sólo a obrar de forma inteligente ya que ningún programa de estudio existe una materia que nos prepare a vivir en el fracaso, pero sí a seguir adelante. Desde que nacemos aprendemos a “caminar” sin pensar en lo duro que pueda llegar a ser que te den la razón. Así son también los propósitos que brotan de nuestro interior, los cuales son aquellos que deseamos verlos cumplidos.
La manera de como analizar algunas situaciones que se nos presentan en determinados casos, nos lleva a considerar que cometimos un error; pero si lo razonas detenidamente, “por favor no te sientas fracasado, ya que tu error no fue premeditado”

Meditación: Solo aquellos que se atreven a fracasar, pueden conseguir grandes cosas.


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