Si, en realidad las coincidencias son como
experiencias sincronizadas en nuestras vidas cuando menos lo esperamos. Son
antiguas vivencias que conservan el sentimiento de esas realidades invisibles,
referidas al sentido de las cosas que no podemos explicar con nuestra mente
racional; pero en determinado momento afluyen en las direcciones de nuestras
vidas e influyen en nuestro pensamiento.
Todas
ellas señalan el camino del corazón, al que se sigue dejando guiar por
la intuición y no por el análisis racional. Para aceptar dichas coincidencias
en nuestras vidas, debemos estar receptivos y atentos a todo lo que nos rodea,
creando lo que se llama una “auténtica apertura” a una posibilidad de
sincronismo.
En
algún momento determinado es posible que nos haya sucedido, e incluso lleguen
aparecernos como improbables sus resultados. Es como una conexión entre
suceso, persona e información, todo a través de hilos invisibles difícil
de determinar. Sea como sea, son como fenómenos cotidianos que se generan de
modo continuo y cuya probabilidad de que se produzcan nuevamente, parece
aumentar por la facilidad de un acceso a la información y a la comunicación que
hay en nuestros días.
Siempre
y en algún momento hemos experimentado coincidencia en nuestras vidas. De tal
manera que las coincidencias son sucesos que ocurren relacionados con otros
acontecimientos, es decir: dos o más sucesos que ocurren al mismo tiempo. Esta
es una experiencia universal que sucede con frecuencia, pero precisamente por
ello tendemos a no darle importancia pasando desapercibidos a nuestro lado.
Sería
necesario vivir en el nivel de la mente continuamente y esperar de manera
retrospectiva, para conocer las grandes coincidencias de nuestra vida. Si la
supiéramos de antemano, participaríamos en la creación de la aventura de
nuestra vida. De esta manera el camino sería evidente y seguro para no aceptar
señales de coincidencias.
En muchas ocasiones son como mensajes del
ámbito en que vivimos que nos indican cómo actuar para hacer que nuestros
sueños se manifiesten. Así pues, para aceptar las coincidencias debemos tener
una intención y entonces ponernos en contacto con nuestro ser espiritual. Sólo
entonces podremos creer en las coincidencias para satisfacer nuestras
intenciones. Tener una intención es fácil, tan fácil como formular un deseo.
Cuando empezamos a considerar las coincidencias como oportunidades, cada una
adquiere un significado distinto. Cada coincidencia se convierte en una
oportunidad para la creatividad, y se convierte en el deseo que ansiamos
cumplir.
Cuando
en diversas circunstancias, esto se repite, pocos hemos buscado el significado
que ocultan esas coincidencias, llegando a descubrir un propósito relacionado con
nuestras profundas necesidades. Por tanto, consideremos que las
coincidencias son señalamientos en el camino que atraen nuestra mirada hacia
algo importante que necesitamos. Siempre somos libres de ignorar esas
señales siguiendo adelante, o prestarle atención para así vivir el milagro que
estábamos esperando.
Meditación:
Dicen que las coincidencias existen, más bien existe el deseo de tenerlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario