viernes, 10 de enero de 2020

Volver a tener ilusión.


Cuando se pierde la ilusión es como dejar de vivir, no a hay nada que te reconforte, ni nada que aparentemente te ilusione. Es como si hubieras dejado parte de tu vida aparcada, sin fuerzas para poderla poner de nuevo en marcha.  Es un sentimiento de pérdida de motivación ante todas las circunstancias que la vida nos ofrece. Todo nos parece sin sentido, diciendo. Ya ¿para qué? No espero nada de la vida.
Aunque sacando fuerzas de donde no hay, nosotros mismos nos decimos; tengo que “levantarme” no puedo seguir así. Ya no tiene sentido seguir así. Y la pregunta que automáticamente nos viene a la mente es la siguiente ¿Cómo puedo recuperar la ilusión?
Si nos ponemos a pensar, encontramos mil maneras de desarrollar una nueva actitud de forma constructiva, para poder superarme. Pero a veces. ¡Es tan difícil! En estos casos es de suma importancia acudir al optimismo inteligente que surge de la corriente positiva y se define de cómo ir observando objetivamente la corriente que la vida nos ofrece día a día. Todo esto escribirlo es relativamente fácil, lo complicado es llevarlo a la práctica diariamente. Sí, sé que me vas decir: “todo depende de ti” Tu eres el único que puedes cambiar. Volver a tener ilusión, sólo depende de uno mismo, de tomar conciencia de que la resignación es como decía Honorato de Balzac, “La resignación es morir un poco cada día”
Solo deseo estar con mi soledad, y al mismo tiempo luchado para que nadie a mí alrededor me lo note. ¡Nada fácil! Primeramente, porque ellos no entiendo que esté a así y sin quererme hacer daño me “machacan” ofreciéndome proposiciones de todo tipo: laborales, artísticas, de colaboración, etc., 
Volver a tener ilusión, es observar más entusiasmo por mejorar la situación personal y sobre todo a mejorar el entorno en que nos encontramos ante los demás. Solo cuando nos ocurre algo muy grave como la pérdida de un ser querido, es cuando observamos aquello que manteníamos día a día
A veces pienso que debemos ser conscientes del regalo que es vivir cada día. Las cosas más preciadas no pueden fabricarse con las manos, ni pueden comprarse con dinero, ¡se construyen con el corazón! Pienso que todos los días tenemos motivos de agradecimiento. Siempre a todos mis amigos suelo decirles “que se cuiden y que sean felices” Es tremendo el dolor que se experimenta cuando ni siquiera se dignan contestar pareciendo que le hemos hecho un tremendo desagravio.  Nada nuevo estoy diciendo, pero no somos lo suficiente valiente en muchas ocasiones para corresponder a lo que a veces sentimos por ellos.
            Todo lo que hacemos con pasión tiene mucha fuerza de salir adelante, que las que hacemos de forma rutinaria. Para abandonar ese sentimiento de culpa, hace tiempo que dejé ese tratamiento, reconozco que puede estar bien o mal, sean blancas o negras. Pero he de aceptar que “todo está como está” y que cada persona da lo mejor que puede dar en cada situación. He de asumir que no estar acertado no es un problema, no implica nada que haya que arrepentirse, pero jamás debe llegar al desprecio; pienso que al menos pueda convertirse en una ayuda para aprender.

Meditación: La constancia es una virtud, pero al mismo tiempo una maldición, cuando la sinrazón de hace imperante.

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