¿Dónde está la
felicidad? Valiente pregunta, dirán
algunos. Y llevan toda la razón. ¿Cuánto se ha escrito sobre la felicidad?
Posiblemente mis razonamientos no estén de acuerdo con muchos de vosotros. Pero
cada cual lo expresa, como lo siente. La felicidad suele ser el camino, no el
final del trayecto, es decir es algo absurdo y abstracto que se consigue en
nuestro interior a lo largo de nuestra existencia, y sólo en determinados y
escasos momentos, es algo personal y espontáneo que surge a través de la
satisfacción y de la comprensión.
La
felicidad está dentro de nosotros mismos, es decir lo que hace uno consigo mismo.
No en lo que los demás piensen de nosotros, lo que debemos hacer. (Quizás debería ser así) A veces sólo el placer de dar, ya nos proporciona
un alto grado de felicidad; por ejemplo: si nos proponemos dar, por el hecho de
dar sin más, sólo por el gusto de dar, por el placer de dar, como si
estuviéramos haciendo un regalo, la vida se vuelve mucha más tranquila y serena.
No podemos explicarlo, pero sentimos una gran alegría en nuestro interior. Es
muy importante no unir el acto de dar, con el de recibir.
Quedémonos
sólo con el primero y observaremos que pasa. Seguro que a la larga recibirás
más de lo que imaginas. Obviamente, en nuestra sociedad de la opulencia se
comparte y se ayuda mucho menos que en las culturas tradicionales. La pérdida
de lazos sociales y la sensación de aislamiento, están para muchos en el origen
del estrés, la ansiedad, e incluso la falta de felicidad. El ego nos puede.
Pero, de vez en cuando, uno consigue ser feliz con lo que hace, sea o no
reconocido. Creo sinceramente que esa es la felicidad más pura. No depender de nadie. Ser sincero y
honesto con uno mismo. En estos casos no necesitamos del reconocimiento de los
demás para lograr la felicidad.
Hay
un dicho que dice: “la vida, si no la
compartes, no es vida” Preocuparse de hacer cosas por los demás tiene un
impacto positivo. Por humilde que sea, cualquier acción puede convertirse en un
don desinteresado; escuchar, perdonar, dar las gracias, invitar, enseñar,
acompañar el sufrimiento, etc., Todo puede contribuir a ser más felices.
El
verdadero problema es que la felicidad no existe ni en el futuro ni en el
pasado. Ésta se presenta en un estado emocional, y en un estado interno, que
solo puede sentirse en el presente. Podrás recordar un suceso pasado que fue
positivo y sentirte contento al recordarlo, pero esa felicidad, ya existió,
aunque la estás sintiendo ahora, la vives en el momento presente, no en el
pasado. Eso es lo que pasa frecuentemente con el sentimiento de felicidad.
Siempre
se presenta en pequeñas dosis, que duran poco tiempo y se desvanece en un
parpadeo. Por ello la clave es conseguir ese algo que nos genere un sentimiento
de pequeñas y cortas sensaciones de felicidad, que se vayan uniendo unos actos
con otros para que nos hagan pensar al final conseguir una gran felicidad.
Pensemos siempre que la felicidad constituye una de las condiciones humanas más
sagradas, plenas y significativa que existe. Procuremos sonreír sin ganas o con ellas. Estar seguro siempre de
que el ser humano es capaz de superar muchos dolores, muchos más de lo que
nosotros mismos sospechamos. Ese estado de ánimo es el que hace la aceptación total
de la vida, y el goce de la misma, frente a cualquier circunstancia.
Termino
con esta cita de Benjamín Franklin que nos dice: “La felicidad, generalmente no
se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con
pequeñas cosas que ocurren todos los días”
Meditación:
Ser feliz no consiste en hacer lo que quieras, si no en amar lo que haces.
Interesante reflexión.
ResponderEliminarUn saludo.
La felicidad como concepto incluye alegría, pero también otras muchas emociones, algunas de las cuales no son necesariamente positivas, como lucha, reto, desengaño, e incluso dolor. Gracias Susanna por leerme.-
ResponderEliminarUna interesante reflexión para analizar. Me gusta tu narrativa donde queda presente que la felicidad no solo es material. Un gusto en leerte.
ResponderEliminarSi tomamos conciencia de todas las acciones que realizamos, y observamos cómo nos sentimos, seremos consciente de que cada pequeño acto que realicemos, siempre repercutirá en nuestra felicidad. ¿Cuántas veces los errores son necesarios para aprender a ser feliz? Saludos.
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