jueves, 11 de abril de 2019

Experiencias dolorosas.


Debo reconocer, que muchas de las situaciones que me han hecho perder cierto equilibrio emocional han sido generadas por mí, y sólo a través de mi forma de ser;  y mi tenacidad debo de ser lo suficiente capaz de conseguir nivelarlas para no dejarme llevar por estímulos negativos que realmente me representen y poder salir airoso de ellas. Haber vivido una vida difícil, y aunque parezca una contradicción, puede ser un privilegio, ya que estas me han hecho ver las dificultades que encierra mi existencia, siendo posible que debido a esos traumas, pueda conseguir los recursos necesarios para poder activar esas situaciones presentes.
Probablemente nadie quiere volver a pasar por la misma situación que le causó un determinado, trauma; pero si queremos sacarlo debemos por lo menos hacer un ejercicio de “limpieza” que nos lleve a mitigar los efectos de ese recuerdo. En estos casos nos preguntamos ¿cómo lo hacemos? Simplemente tratando de revivir en nuestra mente partes del mismo, concentrándonos en las diferentes situaciones por las que pasamos y analizando sencillamente “por qué pasaron”
Toda experiencia dolorosa vivida, haga el tiempo que haga, a la larga dejan huellas, por mucho que queramos hacerlas desaparecer de nuestra mente. Y es que la importancia o la magnitud de la causa que la produjeron no fueron lo suficiente justificable para determinar el grado de daño que nos pudo causar.
Es importante aclarar que un trastorno debido a una experiencia vivida, no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza, que puede ser considerado como una reacción normal ante un acontecimiento negativo. Sin embargo, si dicho estado se prolonga en el tiempo o sus síntomas se agravan, impidiendo el desarrollo adecuado de una vida cotidiana, ésta, puede llegar a convertirse en un trastorno que continuamente nos “machaque”, de ahí la importancia de hacer todo lo posible por olvidarlo.
Toda experiencia negativa que continuamente permanece en nuestra mente, sin poder digerirla deja un residuo emocional que acaba con nuestro equilibrio, el cual nos lleva a vivir con desánimos e insatisfacciones que a veces no encontramos la forma de reaccionar. Es entonces, cuando esa experiencia se convierte de forma traumática, ocurriendo el bloqueo ante un sistema que cuesta difícil superar. Todo repercute a través del tiempo y sin darnos cuenta de lo que nos sucede, entramos en un sistema que a veces se convierte en un “paquete” de información ya pasado, que continuamente vivimos y no encontramos la forma de darle solución
Por eso debemos poner esos sentimientos en situación y entender la razón por la cual estamos dolidos. Cuando nos sentimos tristes, llegamos a pensar que la vida es cruel e injusta, así que es difícil entender por qué. En esos momentos, la felicidad nos parece la mejor meta de la vida y el estado “natural” por alcanzarla. Sin embargo, pasaríamos por alto una importante verdad sobre nuestras experiencias. Los momentos de dicha y alegría más profunda de bienestar que a veces nos envuelven, sólo tienen sentido porque representan un contraste con nuestras decepciones, sufrimientos y tristezas, e incluso a través de esos momentos en que nos sentimos atrapados por esas experiencias dolorosas que la vida nos puso por delante.

Meditación: Hay muchas formas de sentirse mal, sólo cuando pasas por ellas te das cuenta que existen.

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