En muchas
ocasiones nos sentimos con el ánimo por tierra, sin ganas de hacer
absolutamente nada y, por si fuera poco, tampoco estamos de muy buen humor. A
veces creemos erróneamente que el hecho de tener un estado de ánimo alegre o
triste es cuestión de naturaleza o de suerte. Aunque deberíamos pensar que
nuestro estado de ánimo; ¿cuántas veces depende en buena parte de nuestra forma
de pensar y de cómo interpretar los problemas?
Cambiar el mal
humor y convertirlo en buen humor, puede ser tan sólo una cuestión de actitud.
Contra los síntomas negativos, el mejor remedio suele ser ponerle más humor a
la vida, y así, calmar la irritabilidad y el cansancio. Estar siempre enfadado
o irritable no beneficia ni a tu cuerpo, ni a tu mente y tarde o temprano,
sentirás las consecuencias. Intenta traer a tu mente momentos felices y agradables,
no permitiendo mantener recuerdos que según tú nunca intentas borrar, hazlo
desaparecer, hasta que te sientas mejor contigo mismo y que esa “chispa” de alegría
se quede contigo.
A veces dibujar
una sonrisa entre nuestros labios, siempre mejora nuestro humor, haciendo que
los demás se nos acerquen con más amabilidad. Pensemos que una sonrisa no nos
cuesta nada en términos de dinero, tiempo o esfuerzo, pero es verdad que
literalmente puede tener extremada importancia en nuestra propia vida. Un comentario
gracioso, una expresión o un simple juego de palabras en un momento concreto
puede ayudar mucho mejorar el ambiente que nos rodea y hacernos sentir bien.
Escucha a los demás y adopta una postura que facilite ese ambiente distendido.
Por ello la sonrisa
no es solo una prueba de que somos felices; sonreír con dulzura ante los demás,
también mejora nuestro humor. Aunque a veces, ¿cuántas veces nuestro interior
está tremendamente triste y sin embargo afloramos ante los demás un rostro
sonriente? Si, reconozco que es una ironía, pero es mejor no preocupar a los
que nos rodean, y no preocuparles con nuestro interior. No creo que llegue a
ser una falta, estar llorando por dentro y no mostrarlo ante los demás. Siempre
se ha dicho que: “una sonrisa vale más que mil terapias” A menudo el simple
hecho de dar unos “buenos días” o unas sencillas “gracias” acompañado de una
sonrisa, nos muestra una alta dosis de felicidad.
Aunque nos parezca
una utopía, el buen humor está siempre presente en nuestra vida, lo que pasa es
que nos “entretenemos” con banalidades y no tratamos de bucear en nuestros
sentimientos. Solo ellos nos harán ver si podemos superar ese mal humor que
continuamente mantenemos. En los tiempos que corren, vivir con armonía no es
fácil, pero es imprescindible para gozar de buena salud física y mental. Muchas
veces en el afán de atender los compromisos y sobre todo querer quedar bien con
el mundo exterior, nos descuidamos de nuestro mundo interior, haciendo que cada
vez se nos haga más perenne nuestro estado de ánimo.
Pensemos que poco podemos hacer “tragándonos”
las angustias y los malos recuerdos. Si somos capaces de transformarlos y
convertirlos en situaciones positivas, habremos conseguido las energías
suficientes para modificar nuestro buen estado de ánimo, haciendo permanecer
nuestro buen humor.
Meditación:
El buen humor es una de las mejores prendas que se pueden vestir en sociedad.
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