martes, 23 de abril de 2019

Dejas de preocuparte.


Las preocupaciones no son más que motivos de ansiedad o miedo a lo desconocido y sobre todo al futuro, generadas por los conflictos o los problemas, a las que tenemos que enfrentarnos y en general a la búsqueda de soluciones de forma anticipada. Pensemos siempre que una vez tomada una decisión, ese estado de preocupación desaparece. En estos casos es muy frecuente decir: “lo hecho, hecho está, ya no me preocupo más”. A eso se le dice en Psicología, “Estado de liberación mental, ante un estado emocional”
Existen personas que suelen hacer un drama de cualquier cosa. Algunas no se alteran en medio de un naufragio, mientras que otras se ahogan en un vaso de agua. Cada cual decide la forma que le da a su propio relato, así como interpretar lo que realmente le sucede y de esa forma adoptan el nivel de preocupación.
Todos tenemos preocupaciones. Es normal activarnos ante un “¿qué pasará?” o un “¿y si…?” pensando a continuación en todas las posibilidades que se nos ocurren (la mayoría de las veces con resultados más o menos negativo). Entonces: ¿Por qué nos preocupamos tanto? Muchas personas se preocupan porque creen que esta es la mejor manera de prevenir o resolver los problemas. Sienten que, si no se preocupan, están siendo irresponsables. Pensemos siempre que todo o casi todo, tiene solución.
El condicionante de las preocupaciones abarcan también el hábito de preocuparse por los asuntos de los demás, en estos casos son personas que creen que los demás no son capaces de resolver solos sus problemas, asumiendo ellos una preocupación añadida. Cada pequeña situación personal, por muy pequeña que sea, la viven como un problema a resolver, viéndose obligados a sentirse preocupados.
Es necesario enfocar las situaciones en el presente y experimentar la aceptación de lo que la vida nos pueda presentar. Si no actuamos así, nos quedamos “anclados” en esa preocupación, y al final actuamos de forma irresponsable ante nosotros mismos. Eliminarlas, comprendo que no es nada fácil, pero, nunca aferrarse a ellas de forma exageradas, ya que solo nos conducirá a un continuo y permanente malestar, interfiriendo en nuestra forma de vida, al no emplear algún motivo para combatirlas.
Todos perdemos mucho tiempo de nuestras vidas preocupándonos por cosas que realmente no tienen importancia, cosas tontas o cosas que no podemos cambiar. ¡Tanto tiempo, energía y esfuerzo malgastado inútilmente! La vida es así y hay cosas en el mundo por los que si vale la pena preocuparse. Cuando estamos luchando por tener la razón nos enfocamos en probar que las otras personas están equivocadas. Tratamos de aferrarnos en lo que pensamos queriendo demostrar que somos infalibles. Preocúpate realmente en buscar soluciones, colaborando con otros para encontrar las mejores respuestas y en cultivar relaciones. Preocúpate por el resultado final, no en quien tiene o no razón.
Aunque también debes pensar que la vida es muy corta, y hay que disfrutar de nuestro camino vital, así que tratemos de dejarla al margen y vivir sin preocupaciones. Sé que en ocasiones cuesta, pero tenemos que descubrir las claves que nos da el mundo de la psicología para dejar de preocuparnos por todo lo que nos rodea, empezando a disfrutar de la vida, mejorando así nuestro estado de ánimo y nuestra personalidad en todo momento. ¡Muchas de estas preocupaciones no tienen otra utilidad que robarnos la felicidad del presente!

Meditación: Siempre llegan los momentos que te hacen recordar las cosas que de verdad te importan.

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