La vida no es más
que una constante inseguridad en búsqueda de equilibrio. En cualquier momento
nos puede ocurrir un accidente que derrumbe el “castillo” de naipes de nuestra
acomodada vida, por lo que debemos asumir esa inestabilidad para poder seguir
adelante. A veces, presentimos los temores para el futuro, viendo a menudo
aquellos recordatorios de viejos antecedente, o de las cosas que nos han
sucedido en el pasado.
Incluso es posible
que por temor a algo que sucedió a otra persona, eso también está en el pasado,
aunque no es directamente el tuyo propio. Solo el hecho de caminar nos supone un
constante desequilibrio, aunque debemos tener conciencia de que poseemos las
herramientas para superar ese miedo, y caminar hacia adelante, para superar el
vértigo.
Cada intento nos
supone un reto, pero también un aprendizaje, que nos hará vencer ese miedo. Y
todo es por el motivo por el cual nos cuesta liberarnos del pasado, debido a
que se nos incrusta tan adentro que en ocasiones somos nosotros mismo los que
nos asusta olvidarlo, a pesar que sabemos que el pasado ya no nos puede hacer
daño. Sin embargo, cuando pensamos en el futuro, nos resulta imponente,
despertando en nosotros cierta incertidumbre. Todo se manifiesta que cuando empezamos
a olvidar el pasado nos damos cuenta de lo desconocido que el futuro se nos
presenta.
De esa manera
siempre debemos tener presente la idea de conformarnos con lo conocido, y no
atrevernos a avanzar hacia lo que pueda resultar una novedad para nuestro
futuro; a pesar de que este “bloqueo” nos viene inscrito desde principio en
nuestro código genético. Si no nos arriesgamos, tal vez, podremos disfrutar de
una vida segura y sin problemas, pero siempre nos preguntamos: ¿qué tipo de
vida será? ¿nos arrepentiremos, al final de haber tomado esa decisión? Y de
esta forma siempre vivimos con la “carga” del pasado.
Siempre deberíamos
tener la costumbre de dejar esperar lo peor. Nuestra vida no tiene que ser una
serie de repeticiones. Cada día puede ser un nuevo show. Nuestro objetivo debe
ser favorecer la comunicación entre la cabeza y el corazón, y evitar que no
luchen, haciendo que dialoguen y trabajen unidos, y así podremos enfocar
nuestros proyectos de forma realista. Cuando hayamos pasado una temporada
evitando el sufrimiento y nuestras heridas interiores empiecen a cicatrizar,
estaremos preparados para enfrentarnos a los miedos que nos hicieron caer,
llorar o sufrir. Pero no antes. No podemos luchar una batalla cuando estamos
muy heridos, porque el enemigo nos ganará. Debemos tener paciencia con nosotros
mismos hasta que llegue el momento adecuado.
Recuerda que tu
destino está escrito. La decisión de cambiar tus malos recuerdos se encuentra
al alcance de tu mano. Tienes el poder de reescribir tu pasado para que los
capítulos de tu presente y tu futuro sean increíbles. Confía en ti mismo y tu
capacidad de crear una gran historia de tu vida. Cree en tu fuerza interior
para superar los baches y curar tus heridas.
Y una vez que
superes ese miedo que tienes a lo vivido en el pasado, y a medida que pase el
tiempo, serás consciente de que todo irá bien. ¡Entonces empezarás a dejarte
atrás el pasado!
Meditación:
Cuando superes el pasado, algo bueno llegará a tu vida.
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