sábado, 10 de noviembre de 2018

Afrontar la tristeza.

A veces estar triste nos hace creer que estamos enfermo. Pensemos que esa profunda tristeza, puede nacer de causas físicas o morales, arrastrando una desgana de vivir, que al mismo tiempo nos lleva a consecuencias, que nos hace imposible abortar la capacidad de adaptación de nuestro cuerpo. La tristeza es como una emoción que generalmente surge ante las pérdidas que sufrimos en la vida, de ahí que sea tan intensa como profundo sea el vínculo de lo perdido
En general, cuando sentimos tristeza es porque hemos perdido algo, ya sea real o fantaseado. Es decir, que carecemos de aquello que antes tuvimos y ahora es cuando verdaderamente no hay posibilidades de recuperarlo. Es por ello que la tristeza nos implica la ausencia de energía, dejándonos inactivos para ceder paso a la aceptación, de esa nueva situación. Al no tener esta fuerza, no queda más acción posible que la de aceptar, contribuyendo a dejar de “forzar” la realidad. Aquello que antes manteníamos, ahora, debido a la ausencia de energía es cuando se apodera esa sensación de tristeza, que nos hace imposible soltarla.
Inmediatamente se nos viene a la mente cosas como “todo esto es por mi culpa”, “nunca voy a salir”, “siempre todo lo malo me pasa a mí”, “jamás voy a superarlo”, “si yo hubiera…”, etc., quedando de esa forma estancado. De este modo permanece el foco de atención de aquellas fantasías o aquel imposible, renovándose la tristeza una y otra vez en ese sentir que ya no tiene remedio
Comprendo que estar triste no es nada agradable. La mayoría de nosotros, cuando estamos tristes, lo que queremos es dejar a un lado esas ideas negativas y pensar en algo positivo. Cuantas veces no sabemos por qué estamos tristes y de qué manera cambiar nuestros sentimientos. La tristeza es una de las emociones más frecuentes en los seres humanos y se puede desencadenar por miles de motivos. El hecho de llorar o expresar nuestros sentimientos está mal visto por buena parte de la sociedad, sin embargo, es lo que muchas veces necesitamos para sentirnos mejor.
Siempre existe aquella persona que te dice: “eso tienes que superarlo” Para ello, tenemos que entender que las emociones no son ni malas ni buenas, sino que simplemente es nuestro cuerpo el que debe intentar adaptarse a ese nuevo evento. La clave es no enredarse en ellas ni dejar que influyan en nuestra vida.
Por tanto, deberíamos estar preparado para cuando nos aborda la tristeza, elaborando una lista de recuerdos agradables como: aquellos juegos de juventud, aquella melodía que nos hacía soñar o incluso aquella bonita amistad que nos proporcionaba una tremenda ilusión, etc. Cualquier cosa que nos permita sentir la calidez de una emoción positiva, y que al mismo tiempo genere un sentimiento en nuestro corazón. Mis estimados amigos: intentemos revivir de nuevo aquellos recuerdos felices. Todo bastará para paliar, haciendo huir la emoción de la tristeza.

Meditación: Mirad hacia adelante… que para atrás ya dolió bastante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario