A veces estar
triste nos hace creer que estamos enfermo. Pensemos que esa profunda tristeza,
puede nacer de causas físicas o morales, arrastrando una desgana de vivir, que al
mismo tiempo nos lleva a consecuencias, que nos hace imposible abortar la
capacidad de adaptación de nuestro cuerpo. La tristeza es como una emoción que
generalmente surge ante las pérdidas que sufrimos en la vida, de ahí que sea
tan intensa como profundo sea el vínculo de lo perdido
En general, cuando
sentimos tristeza es porque hemos perdido algo, ya sea real o fantaseado. Es
decir, que carecemos de aquello que antes tuvimos y ahora es cuando
verdaderamente no hay posibilidades de recuperarlo. Es por ello que la tristeza
nos implica la ausencia de energía, dejándonos inactivos para ceder paso a la aceptación,
de esa nueva situación. Al no tener esta fuerza, no queda más acción posible
que la de aceptar, contribuyendo a dejar de “forzar” la realidad. Aquello que
antes manteníamos, ahora, debido a la ausencia de energía es cuando se apodera
esa sensación de tristeza, que nos hace imposible soltarla.
Inmediatamente se
nos viene a la mente cosas como “todo esto es por mi culpa”, “nunca voy a
salir”, “siempre todo lo malo me pasa a mí”, “jamás voy a superarlo”, “si yo
hubiera…”, etc., quedando de esa forma estancado. De este modo permanece el
foco de atención de aquellas fantasías o aquel imposible, renovándose la tristeza
una y otra vez en ese sentir que ya no tiene remedio
Comprendo que
estar triste no es nada agradable. La mayoría de nosotros, cuando estamos
tristes, lo que queremos es dejar a un lado esas ideas negativas y pensar en
algo positivo. Cuantas veces no sabemos por qué estamos tristes y de qué manera
cambiar nuestros sentimientos. La tristeza es una de las emociones más
frecuentes en los seres humanos y se puede desencadenar por miles de motivos. El
hecho de llorar o expresar nuestros sentimientos está mal visto por buena parte
de la sociedad, sin embargo, es lo que muchas veces necesitamos para sentirnos
mejor.
Siempre existe
aquella persona que te dice: “eso tienes que superarlo” Para ello, tenemos que
entender que las emociones no son ni malas ni buenas, sino que simplemente es
nuestro cuerpo el que debe intentar adaptarse a ese nuevo evento. La clave es
no enredarse en ellas ni dejar que influyan en nuestra vida.
Por tanto, deberíamos
estar preparado para cuando nos aborda la tristeza, elaborando una lista de
recuerdos agradables como: aquellos juegos de juventud, aquella melodía que nos
hacía soñar o incluso aquella bonita amistad que nos proporcionaba una tremenda
ilusión, etc. Cualquier cosa que nos permita sentir la calidez de una emoción
positiva, y que al mismo tiempo genere un sentimiento en nuestro corazón. Mis
estimados amigos: intentemos revivir de nuevo aquellos recuerdos felices. Todo
bastará para paliar, haciendo huir la emoción de la tristeza.
Meditación:
Mirad hacia adelante… que para atrás ya dolió bastante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario