lunes, 20 de mayo de 2013

¿Sabemos lo que queremos?

            Saber lo que deseamos, es valorar nuestras opciones y ser  conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor y en nuestro interior. Por eso es recomendable ser capaces de romper con el patrón cotidiano, hacer un alto en el camino y echar un vistazo a lo que ocurre a nuestro alrededor. Es muy justo pensar que “El amor es un acto de voluntad”, sobre todo el acto de tener una relación. Sea del tipo que sea, y para conocer a alguien es necesario que pongamos de nuestra parte. Esto no surge de la nada, sin más; para el amor debemos estar predispuestos.
            En determinadas ocasiones vivir con plena atención, el presente nos ayuda a estar abiertos a nuevas posibilidades. Sí, es cierto, solamente cuando estamos anclados en el presente podemos observar lo que existe realmente y cuáles son nuestras verdaderas opciones. ¿Cuántas veces deambulamos atrapados en ciertos aspectos del pasado o absorbidos por “el qué dirán” Estas actitudes nublan nuestras visión en el presente, impidiéndonos ver con claridad lo que deseamos.
            En estos casos deberíamos ser sinceros, puesto que se supone que todos queremos tener una bonita relación de amor. Pero en el mundo real, ése de ahí fuera que no es de color de rosa, y tienes sus problemas, para congeniar con alguien en el momento justo y comenzar algo medio en condiciones hace falta, paciencia y mucha suerte. Al contrario de lo que más de uno proclama, que cree que esto es llegar y besar el santo, resultando a veces una cosa de lo más difícil en nuestro tiempo.
            Por eso, una estupenda manera de reubicarnos en el presente es prestar atención a nuestros sentimientos, a cómo nos sentimos en un momento determinado. Darnos cuenta de que sentimos bienestar o alguna otra cosa concreta en nuestro estado de ánimo.
            Sin embargo, aunque la cultura del amor tenga algo que ver, incluso mucho que ver, en nuestro comportamiento, al final la última palabra la tenemos nosotros, Hacer promesas que no estamos dispuestos a cumplir, jugar con los sentimientos de los que sí se quieren comprometer es renunciar al comportamiento de nuestra edad mental.
            Todos recordamos que en nuestra vida, siempre hubo experiencias de este tipo que con el tiempo nos llevaron a momentos favorables, pero interiormente no las aceptábamos.
            En resumidas cuentas, como dice la sabiduría popular, “queremos estar en misa y repicando”, “en el plato y en las tajadas”. Queremos tenerlo todo. Pasamos por altos que cuando tomamos decisiones, se eligen unas cosas y se renuncian a otras. Lo que verdaderamente debemos disponer para realizar las cosas, es de gente madura. La vida es así, no la he inventado yo.

Meditación: Hay ciertas cosas que para hacerlas bien, no basta haberlas aprendido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario