lunes, 8 de junio de 2020

Superarse a sí mismo.

       
En la vida se nos presentan a veces situaciones incomprendidas, y junto a ellas nos surgen estas preguntas: ¿Por qué ese comportamiento? ¿Por qué a mí? Estas preguntas casi siempre son las mismas; parejas que se separan, familiares que se “nos van”, negocios que fracasan, amigos que desaparecen, etc., en definitiva, son situaciones que vemos diariamente. Solo tienen una explicación: es la vida misma, la vida que tenemos, la vida que necesariamente tenemos que superar.
            Podríamos preguntarnos mil veces “por qué” y podríamos encontrar mil y una respuesta, pero ante determinada situación nunca habrá un porqué hecho a la medida de nuestro dolor, de nuestra confusión, de nuestro agobio, de nuestra tristeza.
            Me pregunto: ¿Hemos dado con el por qué? ¿Calma eso la angustia? ¿Serena nuestra alma? ¿Nos devuelve la tranquilidad perdida? Habitualmente no. Las respuestas a estas preguntas, son analgésicos que anestesian momentáneamente nuestro dolor, pero una vez pasado su efecto, éste regresa más potenciado.
            ¿De quién esperamos las respuestas cuando preguntamos por qué las cosas son como son? Del universo, del destino de la vida, de los astros. En definitiva, son todas abstracciones y al final ninguna respuesta nos vale. Sería de sabio responder que a la vida hemos venido a preguntar y no a responder.
            En realidad, todo tiene un sentido en nuestra vida, y aquello que nos ocurrió que nunca comprendimos, e incluso lo más duro, es posible que al cabo del tiempo comprendamos que todo tenía unos propósitos existenciales, para que revisemos el estado de nuestros vínculos en nuestra vida.
            El apego a determinadas circunstancias, nos lleva a menudo a no aceptar que las cosas son como son y jamás deberíamos desperdiciar la oportunidad de explorar nuevos caminos y poner en uso ese potencial de superación que todos poseemos.
            Cuantas veces tratamos de cobijarnos en nuestro bienestar, y nos decimos que, si somos “buenos”, no nos tocará el sufrimiento, huyendo por los caminos del placer y del interés personal, tratando de que no nos alcance las situaciones adversas.
            Sería justo repetirnos: “Si hoy disfruto mientras contemplo los pájaros, y los pájaros no tienen horarios” Entonces comprenderé; ¿por qué estar atado continuamente a nuestros horarios, si nunca llegamos a entendernos? Es entonces cuando quizás podamos comprender, que todos tenemos un espíritu de superación y aunque con sacrificio y tesón, podremos superar el mundo trágico en que nos ha tocado vivir.

Meditación: A la cima no se llega superando a los demás, sino superándote a tí mismo.

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