martes, 4 de febrero de 2020

Pensar de otra manera.

     
Cuando nos acostumbramos a hacer algo de forma continua, parece que nos cuesta mucho menos. Así podríamos decir, que los seres humanos utilizamos esta forma de hacer las cosas. Es posible que sea por una cuestión de tiempo, o quizás porque de esa forma nos resulte más rápido que estar pensando en un nuevo estilo para realizarlas. A esto podríamos llamarle “nuestras rutinas diarias”. Y es cierto, una rutina es una costumbre arraigada o un hábito adquirido, por la práctica diaria de hacer las cosas.
Sin embargo, cuando intentamos modificar nuestros hábitos diarios, siempre nos produce cierta incertidumbre, pensando que nuestro trabajo se duplica o que lo realizamos con más dificultad. Sencillamente nos anclamos en la rutina, sintiéndonos más cómodos, ya que ésta nos ayuda a encontrarnos más seguros en nuestra zona de equilibrio.
¿Cuántas veces esa rutina se convierte en “corsé”, puesto que lo que realizamos diariamente pierde su verdadero sentido, aunque no nos atrevemos a cambiar, debido a que el miedo nos vence?  Siempre deberíamos intentar incluir en nuestra rutina diaria algo que nos llene y que nos satisfaga personalmente, aunque parezca que estamos actuando egoístamente.
Es un dicho muy antiguo que dice: Si quieres y crees en algo, puedes hacer que suceda. Así te digo; que todo fluye, todo cambia constantemente. No nos quedemos paralizado constantemente, puesto que vamos tan acelerados que no nos fijamos en cómo todo lo que está a nuestro alrededor se modifica con el paso del tiempo. Todo lo podemos realizar mirando hacia nuestro interior, procurando abrir esa puerta a la creatividad.
Pensar de otra manera no es solo un desafío para uno mismo, es un atrevimiento, es intentar ideas novedosas, tener opiniones alternativas y ver el mundo con más matices y colores que luces grises, Quizás nos parezca toda una osadía utilizar esos contextos habilitados para pensar de manera distinta. Siendo de esta una manera aplicar de forma relevante, e intentar proponernos nuevas ideas con el fin de salir de esas rutinas diarias
Pensar de otra manera es como desarrollar otros tipos de capacidades. En verdad   no es sencillo, no es algo que se consiga en dos días. Exige disciplina, voluntad y una dosis de atrevimiento, dejando a un lado el miedo “al qué dirán” para transformarnos en esa persona que de verdad deseamos ser.
Pensar de otra manera, se trata de conseguir que nuestra vida forme parte de un continuo estilo a fin de lograr que el resto de los quehaceres diarios nos resulten más agradables. Tampoco consiste en habituarnos a los cambios permanente, siendo intolerante a las rutinas. De esa manera podremos llegar a conseguir nuevos retos, a fin de conseguir nuevos propósitos en la vida.
Atrevernos a pensar de otra una manera, tiene sus riesgos y es normal equivocarse y fallar, pero si nunca arriesgamos, nos será difícil conseguir algo realmente destacable. No cabe duda que pensar diferente no es solo un desafío para uno mismo, es un atrevimiento. Es proponernos ideas novedosas, tener opiniones y alternativas a fin de ver el mundo con más matices y colores que luces grises; en realidad es toda una osadía en esos contextos de rutinas diarias originado por personas que piensan siempre de la misma manera. Sin embargo, nada es tan relevante para nuestro desarrollo dar paso a una nueva forma de renovación personal.

Meditación: Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario