La solución en
nuestras vidas está en remediar los problemas que nosotros mismos nos planteamos,
a través de nuestras relaciones personales y, en cómo la vamos desarrollando.
No cabe duda que somos el resultado de cómo la vivimos y la afrontamos en cada
momento. Vivir hoy es como ir a la escuela, cada uno de los acontecimientos que
vivimos son lecciones que tenemos que estudiar teniendo el convencimiento
interno de que el caminar por la vida es una acumulación constante de
conocimientos, puestos que las dificultades nos aparecen como lecciones que
hemos de aprender. Aunque a veces no nos detenemos a pensar que; “por la vida solo pasamos una sola vez”
Desgraciadamente
vivimos inmersos en la época de las prisas, donde todo lo necesitamos con
urgencia y tenemos escasas oportunidades para profundizar en todo lo que nos
rodea. Es la época de la tecnología, de la informática, de la comunicación, etc.
pero a pesar de todo no logramos comunicarnos de forma adecuada, debido a que
no le dedicamos espacio para el diálogo; diciendo siempre: “todo está
informatizado” y con eso creemos elevado nuestro nivel de competitividad,
haciéndonos ver nuestro nivel de exigencias. Sin embargo… a pesar de todo esto,
nos sentimos esclavos de nuestros recuerdos, y nos hacemos dueños de nuestro
tiempo. Cuando es cierto que a través de nuestro entorno se nos ofrece unas
condiciones idóneas para poder alcanzar una serenidad estable, y sin embargo es
muy probable que dicha serenidad deba depender más de nosotros mismos que de
los estímulos externos.
Haciendo alusión
al título de este artículo, me pregunto: ¿cómo
es posible que aún me recuerden? Hay personas que no tenemos ocasión de
mostrarle nuestros sentimientos, aunque estamos llenos de ellos; sufrimos en
silencio, amamos con recuerdos, y hablamos con sonrisas. La gratitud nos
permite ganar confianza cuando parece que no tenemos a nadie, a pesar que nos
da la enorme tranquilidad, sólo pensar que; ¿cuántas personas tenemos en
nuestra vida a pesar de creernos solos?
Cuantas veces necesitamos
escuchar un “te aprecio”, un “eres importante para mí” o unas “gracias por ser como eres”. Saber lo
que significamos para alguien no es ningún acto de debilidad. Escuchar que te
digan: “siempre te recordaré”, es
algo maravilloso. Por eso pienso que los mejores regalos de la vida no son las
cosas, ¡sino los detalles!
Cuando me pregunto;
¿Por qué me encuentro así? ¿Por qué, en esta situación? Es entonces cuando
reflexiono sobre cómo he utilizado los dones y talentos. Debería analizar
realmente los méritos que he hecho en función del aprovechamiento de dichos
dones. Todos sobrellevamos sobre nuestras espaldas un
cargamento de emociones positivas y negativas. Algunas de estas emociones son
la frustración, el sentimiento de culpa, las penas, el dolor, el desprecio, el
olvido, etc. No sé cómo terminará mi vida, pero te aseguro que en “las páginas
de mi libro” nunca leerás “me di por
vencido”
No importa lo que
digan, sino la forma en que consigan demostrarlo. Si no me creen, piensas cuáles son las cosas que para ti son más importantes. Seguro que coincidirás
conmigo en que la palabra es un
verdadero acto de talento. Por eso decimos, que las palabras te abren muchas
puertas, pero el talento, te las mantienen abiertas. Para terminar, sólo os
diré mis estimados amigos: “si aún te
recuerdan, algo bueno dejaste”
Meditación:
El tiempo no olvida lo que el corazón recuerda.
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