No es nada fácil emprender cualquier
acción, siempre los comienzos son duros al iniciarlos, solo tenemos que
proponernos trabajar con nuestras posibilidades, activando nuestras vertientes afectivas y así
conseguiremos nuestros objetivos. Si no somos capaces de ver todo lo bello que
la vida nos regala gratuitamente y nos pasamos la mayor parte del tiempo
lamentándonos no seremos capaces de conseguir lo que nos proponemos; ¿es quizás
que estemos dormidos?
Muchos
me dirán “que es materialmente imposible” Sin duda será un proceso largo y
difícil, Pero cuando reordenamos nuestra
vida y deseamos nuestro futuro, ¿qué tipo de situación queremos vivir? Después
de todo, se trata de nosotros y de cómo podemos ser realmente felices. Date la
oportunidad de buscar las formas más correctas posibles y no nos encerremos en
que no seremos capaces. Piensa siempre que la constancia, la tenacidad y el
deseo de conseguirlo, es lo que te hará que triunfes.
A
veces debemos “sentir más que razonar”, es decir: convertirnos en seres capaces
de integrar a la vez la emoción con la razón. Ambas situaciones mezcladas de
forma conjuntas, puede que nos permitan elaborar un mapa de nosotros mismos y
de nuestras capacidades, para conseguir aquello que a simple vista nos parece
imposible.
Ya
el solo hecho de vivir supone integrar el sufrimiento en todo lo que nos
proponemos realizar, pero tengamos en cuenta como integramos la alegría y el
amor que podemos poner al intentar conseguirlo buscando las formas. Reconozco
que todo conlleva el llamado “sufrimiento inevitable” al gestionar los retos
que nos depara la vida. Aprender a buscar esas formas por convicción es un gran
logro, y al mismo tiempo una forma de cuestionar nuestra libertad interior a
través de nuestras acciones personales. Cuando hacemos algo por recomendación
de otro, y no analizamos el beneficio interior, nos convertimos en robots de
acción, luchando por lograr lo que otros nos dicen. No suele ser la forma más
correcta de buscar “las formas de actuar” Las decisiones son una parte esencial
de la vida, tanto en un tema como en otro. Siempre debemos ser responsables de
decidir, de tomar una opción determinada antes cualquier situación.
Todos
sufrimos, o si no, sufrimos pérdidas a veces familiares. Aceptarlo así nos
ayudará a gestionar los momentos de dolor, y también a gestionar los momentos
de compartirlo con los seres que amamos y sobre todo a vivirlos con conciencia.
Muchas
veces la misma religión nos aplica “leyes de vida”, pero sin analizarlas, la
tomamos como leyes a realizar. Si, es cierto, muchos consejos religiosos son
consejos que ayudan a nuestro interior, pero cuando las creemos sin
analizarlas, nos pueden hacer mucho daño, puesto que las llevamos a cabo desde
un plano mental, omitiendo la reflexión personal y sobre todo nuestro beneficio
interior.
Aprendamos
siempre de nosotros mismos, a buscar nuestras formas de “caminar”, a tener
nuestros propios pensamientos y dejar las culpas provocadas por aquellos
acontecimientos que nos hicieron infelices. Dediquémonos a crear nuestras formas
de afrontar nuestros problemas, pensando que tenemos toda una vida para
aprender, toda una vida para equivocarnos y toda una vida para rectificar.
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