lunes, 4 de mayo de 2020

¡Escribe lo que sientas!


              Escribir siempre es una vía para expresar lo que sentimos y, cuantas veces para manifestar nuestros deseos más profundos a fin de poder alcanzarlos. Escribimos para quitarnos imágenes dolorosas o para asentar hechos extraordinarios que en su tiempo fueron acaecidos; para aceptar la ruptura de lo que creemos que fue perfecto.
            La escritura marca un antes y un después en nuestra historia personal, pero también es importante, ya que los relatos y tradiciones orales se pierden o se modifican a través de la palabra, dependiendo del interlocutor, mientras que los escritos se tratan de documentos donde el autor emite un mensaje hacia un destinatario a veces invisible pero que transmite una prueba irrefutable de su contenido, quedando constancia. Sin embargo; ¿por qué escribimos? Pensemos que nuestra mente es como una centrifugadora de ideas presentes y pasadas, que funcionan a toda velocidad y si no la escribimos las perderíamos.
Escribir lo que sentimos siempre nos ayudará a reconocer emociones, siendo posible que pudiéramos llegar a entender el verdadero sentido de aquello que vivimos. En ocasiones nos es difícil admitir que detrás de una sensación de rabia o ira, por ejemplo, se esconda la vulnerabilidad o la tristeza, existiendo una inseguridad que enmascara todo aquello que llevamos dentro.
Poner el corazón en el papel puede tener consecuencias que van más allá de lo imaginable, dando expresión a nuestro estilo de ver las cosas, facilitando de esa manera una forma de entendernos. Cuantas veces escribimos aquello que nos sale del corazón, de nuestro más profundo ser, haciéndolo plasmar en palabras lo que sentimos, permitiéndonos conocer cómo somos, cómo nos afectan las circunstancias de la vida, y cómo es esa rabia o esa frustración que sentimos, poniéndole nombre sin necesidad de mirarnos a la cara.
A lo largo de nuestra vida experimentamos muchos sentimientos para los que no basta con darles voz, sino que necesitan ser escritos, secándolos a la luz para ser vistos a través de las palabras y en frases a fin meditar una vez leídos. Si te sientes mal, si estás triste, si estás alegre, si tu amor se ha marchado, si alguien cercano ha fallecido, Escribe, y no pares hasta que te vacíes de todas las letras que expresan tus sentimientos, y tus sensaciones. No lo pienses, sólo escribiendo, más adelante lo comprenderás mejor.
Escribir nuestros pensamientos es mucho más lento que hablar. Cuando uno escribe puede borrar si te equivocas, puede agregar un pensamiento o editar lo que ya escribiste. Al escribir nos permite meditar con mayor calma sobre los problemas y, sobre todo, recapacitar en nuestras decisiones antes de llevarlas a cabo.
Escribir nos permite abrir los sentidos, ponernos en contacto con los sentimientos reprimidos y dejar “volar la pluma” como se suele decir. Una historia escrita, nos permite regresar y repasar algún momento de nuestra vida, que a veces es necesario para llegar a una conclusión determinada o tomar una decisión. Si no nos paramos a pensar o reflexionar podemos tomar actitudes apresuradas que posiblemente no sean correctas. A pesar de mis años, estoy plenamente convencido que el ser humano es una persona en construcción, desgraciadamente no estamos bien terminado; por mucho que vivamos, tenemos que seguir aprendiendo, y por mucho que sepamos, seguiremos cometiendo errores. Esto lo ratifica la demoledora situación de nuestro mundo.

Meditación. Con el tiempo uno aprende a querer más… pero a menos gente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario