domingo, 28 de agosto de 2016

Todos deberíamos razonar.

               ¿Cuántas veces no razonamos ante una cuestión que lo merece? A veces decimos: “ante esta situación no merece la pena perder el tiempo para entrar en razones, considero que con mi propia opinión es suficiente para tomar una decisión justa”. No pretendo quitarte esa razón de la que hablo, pero todo en la vida se le debe el más mínimo espacio de tiempo, para un sencillo razonamiento. Recuerdo que en mis tiempos de bachiller, nos decían: ¿Qué es un axioma? A lo cual respondíamos: “un axioma es una verdad evidente por sí misma” No pretendo decir que a través de la razón lleguemos a la auténtica verdad, pero es posible que una vez razonada una determinada cuestión, se nos presente un resultado muy distinto al que en principio creíamos justo.
               Razonar es como hacer uso de una “luz natural” por medio de la cual podemos captar, no de inmediato, pero sí, a través de un pequeño tiempo de análisis, un posible error que antes no veíamos. Cuando en mis tiempos de juventud, estudiaba a los clásicos, Descarte nos decía: que la razón es ni más ni menos que la capacidad de juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso; y esto es igual para todas la personas aludiendo que todos podemos llegar al conocimiento por medio de la razón, aunque para ello sea necesario meditar y dedicarle un poco espacio de tiempo, utilizando la llamada “Teoría del razonamiento”
             Este propósito del deber que tenemos de razonar, es como una indagación personal, para llegar a un conocimiento que nos permita comprender aquellas actitudes ante la cual nos desenvolvemos, sean del carácter que fueran. Caso contrario perderemos la posibilidad de llegar o quizás a no acercarnos a la auténtica verdad. No confiemos en el instinto, a primera vista; éste es una sensación de captar consciente o inconscientemente una pequeña parte nuestros pensamientos. La intuición es como una aptitud espontánea y por supuesto básicamente impensada, siempre acompañada de unos impulsos personales carente de razonamiento.
             Cuando nos enfrentamos a pasiones, emociones o sentimientos, nos sometemos a “conflictos” que siempre suelen estar dirigidos a nuestro propio ser, siendo ese el momento de intentar entrar en el auténtico concepto de la razón, puesto que para poderla controlar es necesario tener muy claras las aptitudes, para superarla. Siempre cuando hablamos de la razón, en realidad estamos hablando de un método, que a través de ella, es necesario conseguir para llegar a la búsqueda de aquellos estímulos que nos conduzca a saber interpretarla.
              Cuántas veces nos encontramos ante personas: “qué son difíciles de llegar a un entendimiento a través de la razón” ante esto, sólo ven determinadas actitudes de la forma que se atienen a su propio convencimiento, siendo inevitable ante esta perspectiva, la llamada “pérdida de confianza”  Cuando ésta se pierde, se rompen todos los vínculos anteriormente contraídos. Pero cuando tu ser consciente llega a desarrollar y dar pasos a nuevas formas de ver “las cosas” a través de la razón, puedes que veas un nuevo estado de conexión, que te añadirá una profundidad en tu vida, que quizás no hayas conocido antes.
 
Meditación: Todos somos tan limitados, que creemos siempre tener razón.

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