sábado, 31 de enero de 2015

¿Somos egoístas?

             Podríamos pensar, ateniéndonos a los tiempos en que vivimos: ¿Somos generoso o somos egoístas? Durante muchos años se ha defendido que los humanos somos generalmente egoístas, y que solo podíamos actuar de manera altruista por motivos morales y mediante un control muy estricto de nuestros impulsos básicos.
             Pero la respuesta no es como muchos imaginan. Más bien lo contrario. Según investigaciones recientes, parece ser que somos generosos, justos y cooperativos por naturaleza. Seguramente muchos habrán fallado al intentar responder. Sobre todo, teniendo en cuenta los tiempos que corren, como decía al principio.
             Existe la idea generalizada de que no hacer lo que otros esperan de nosotros es una forma de egoísmo, y esto se utiliza como arma de manipulación. Cuando comenzamos a buscar nuestro propio camino, y se nos condena, es decir se nos reprocha y se nos etiqueta de desconsiderados y desagradecidos. Consideremos siempre que nuestro primer impulso, es el de cooperar con nuestros semejantes; mientras que cuando somos reflexivos y nos paramos a pensar, reparamos en los costes y caemos en el egoísmo. Estos comportamientos son muy utilizados por ciertas personas en situaciones en las cuales se orientan inmoralmente en determinados aspectos, ya sean propios o ajenos, más frecuentemente de lo que solemos creer, nos toca afrontar situaciones en las que dos o más impulsos instintivos nos incitan a acciones contradictorias.
            De esta forma realizar un acto en beneficio propio, sin importar el daño que pueda producir a terceros, creemos que se entiende no sólo por lo más lógico y habitual, sino como también algo imposible que no se suele dar, es decir: como algo necesario. “A esto decimos: tonto será aquel que no aprovecha una oportunidad para beneficiarse a costa de otro, si realmente tiene esa oportunidad”.
           Realmente ser mala persona puede darte ventaja a corto plazo, pero a la larga no, esto acabaría por extinguirnos, puesto que un egoísta puede obtener beneficios de alguien que no lo es, pero con el tiempo, sólo quedarían individuos que actuarían por beneficio propio, y nadie en esa situación tendría demasiado futuro.
           Cuando alguien ayuda a otro, el sentimiento es una cualidad innata y personal, aunque es más de carácter personal.  A veces se contribuya a una buena causa, además de realizarse por empatía, por sentirse bien al realizar ese buen acto, y cumplir con la satisfacción que puede causar en mucha gente. Esto no es otra cosa que la de ayudar a la imagen que cada uno desea crear o conservar de sí mismo. No es necesario que nadie sepa que se contribuye a una buena causa, puesto que lo que se consigue satisfaciendo ese impulso es la propia tranquilidad y el “alimento” moral de cada individuo.
          Una de la práctica del egoísmo es la relativa a la amistad. Si, se que algunos me preguntarán: ¿Que tiene que ver todo esto con las relaciones de amistad? Justamente en las relaciones de amistad es donde hay que aprender a evitar esa conducta abusiva y disfrutar de las que merecen la pena.
          Aprender a ser responsable de uno mismo obliga a los demás a ser responsable, de sus amistades, o al menos a sentirnos conscientes de esa responsabilidad. Es una gran lección para llegar a tener una buena convivencia y relación de amistad.

 Meditación: Los seres humanos están dotados por naturaleza a partes iguales de egoísmo y de generosidad.

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